miércoles, 18 de junio de 2008

“UNA VEZ NO BASTA, DONE SANGRE REGULARMENTE”

Por: Dr. Eduardo Vergara Wekselman
Docente adscrito al Departamento de Ciencias de la Salud
El pasado 14 de junio se celebró el “Día mundial del donante de sangre”, instuido por la Organización Mundial de la Salud a partir del año 2,000, año que tuvo como lema, “La sangre salva vidas, la sangre segura empieza por mí”. Se eligió esa fecha en homenaje al Dr. Kart Landsteiner, descubridor del sistema de grupos sanguíneos ABO, recordando, asimismo, la fecha de su muerte.

Este día tiene como finalidad agradecer a las personas que voluntariamente y de manera no remunerada donan sangre para salvar vidas, personas que reciben a cambio de este generoso y solidario gesto de desprendimiento: la satisfacción personal de ayudar a salvar vidas. La generosidad es un valor, porque nos ofrece posibilidades para realizar nuestro verdadero ideal como personas: la creación de modos elevados de unidad.

La solidaridad sólo es posible entre personas que “tienen conciencia” y se unen por sí mismas a algo valioso. Cuando la realidad valiosa ha sufrido grave quebranto, la voz de la conciencia aviva nuestro sentimiento de solidaridad, es decir, de compromiso activo y sacrificado. La solidaridad se manifiesta en el testimonio de adhesión, debido a la esperanza de que es posible salvar el valor amenazado y en el caso del receptor: la vida.

Sin embargo, hay que subrayar que la mayor parte de habitantes del planeta no tienen acceso a sangre segura. Cada año se donan 80 millones de unidades de sangre, pero sólo el 38% se recogen en los países en vías de desarrollo, donde vive el 82% de la población mundial.

Objetivos

Los tres grandes objetivos del Día Mundial del donante de sangre se resumen en tres:

1. Aumentar la sensibilización de la población acerca de la necesidad de donar sangre con regularidad, debido al corto tiempo de conservación de los componentes sanguíneos, y alentar a los donantes existentes y potenciales a que donen sangre a intervalos regulares.

2.Fomentar el reconocimiento de que los donantes regulares voluntarios no remunerados son individuos sanos que forman parte integral de los sistemas de salud pública, gracias a sus modos de vida saludables y a su disponibilidad para someterse periódicamente a análisis.

3. Centrar la atención en la salud de los donantes y la calidad de la atención que se les presta como factores esenciales para estimular su deseo y su compromiso de donar sangre con regularidad. Como afirmaba la Madre Teresa de Calcuta: “Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más”. Asimismo, Sn. Agustín: “Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta”.

A toda la comunidad cristiana y a ese espíritu generoso que solo los corazones solidarios y basados en los principios de nuestra fe y los estatutos de la USAT en su articulo 6 que dice “…la afirmación de los valores y el servicio a la comunidad, a la luz de la revelación cristiana” , los invitamos a continuar esta gran cadena de solidaridad y dar hasta que duela, para recibir ese premio que aún nos falta: La alegría de poder salvar una vida…y recuerda una vez no basta.