viernes, 27 de junio de 2008

El futuro de la humanidad se construye en la familia


Víctor Alvitres Castillo
Rector USAT


Participa en el I Congreso Internacional de la Familia
10 al 12 Julio 2008 – USAT


El mundo globalizado está siendo abatido por transformaciones muy profundas de la sociedad, al que no escapamos en esta realidad humana; pues, las nuevas condiciones de la economía, cambios socioculturales en el hogar y trabajo, la irrupción de los medios de comunicación social en el marco familiar, el acceso de la mujer al trabajo profesional y su promoción como objeto, el empleo forzoso y no formal, la escasez de viviendas y las condiciones de las mismas, junto con las aglomeraciones urbanas…, están provocando cambios muy notables en los hábitos familiares y hacen sospechar que se irán abriendo paso nuevos estilos de convivencia; por tal motivo se debe dar atención a las actuales situaciones matrimoniales y familiares.

Asimismo, prolifera en nuestra sociedad una creciente visión materialista y hedonista de la vida, y es evidente el debilitamiento progresivo de los lazos familiares; y en esta situación tampoco está justificada, ni por razones de trabajo ni por otras relaciones sociales, la falta de afectuosa convivencia y de tranquila intimidad entre padres e hijos. Es por tanto urgente la obligación de renovar nuestra visión cristiana del matrimonio y la familia.

Ante esta situación, la configuración tradicional de la familia ya no es un hecho adquirido y socialmente cristalizado; se impone, por el contrario, una realidad doméstica con mayores espacios de libertad y más serio compromiso de todos sus miembros, con un reparto equitativo de cargas, responsabilidades y tareas.

Es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia.
Juan Pablo IIEl amor humano es una donación exclusiva y permanente de los esposos, con los actos propios y exclusivos de ellos. Ese amor también alcanza al núcleo íntimo, espiritual de la persona, y no constituye simplemente una manifestación biológica.

La familia como célula del tejido social, condiciona en todas partes y en todas las épocas, el modelo humano de una sociedad.La familia cristiana está llamada a ser lugar privilegiado de vivencia de una fe compartida por todos sus miembros. Los padres, verdaderos creyentes, saben que la transmisión de la fe a sus hijos no puede reducirse a la enseñanza de una doctrina, ni de una praxis moral, ni de unas obligaciones religiosas. Ha de ser sobre todo su propia vivencia de la fe la que sirva de testimonio vivo que suscite y eduque la fe de los hijos.

En este contexto, debemos sentirnos especialmente convocados, en el I Congreso Internacional de la Familia, a decir nuestra palabra y a aportar nuestra contribución, sobre un tema de tanta profundidad humana, de tanto alcance moral y espiritual, como el matrimonio y la familia.

Este Congreso, se enmarca en los 10 años de la USAT, dentro del Año de la Familia en nuestra diócesis de Chiclayo, que es el mayor deseo de nuestro Gran Canciller, y también dentro de los preparativos de la Jornada Mundial de la Familia que se llevará a cabo en México en enero del 2009.

Con tu participación, este evento no será uno más de los que se organizan en nuestra Universidad, sino que será el Evento del Año, por lo que deseamos que participen todos los que conformamos la USAT.


Fuente: Matrimonio y Familia, XXXI Asamblea Plenaria de La Conferencia Episcopal