martes, 3 de junio de 2008

Nutrición + Genes: Nutrigenómica



Por: César A. Ñique Carbajal
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Salud.

En más de una ocasión nos hemos preguntado sobre si nuestra capacidad de asimilar o no con mayor eficacia los nutrientes que ingerimos, esta condicionada por el factor genético, la misma que podría predisponernos a sufrir una determinada enfermedad. Asimismo del dialogo académico con nuestros estudiantes se generan cuestiones que en su mayoría pretenden ser atendidas por la necesidad de ser un tema de interés familiar y social, entre las formulaciones que se plantean es una constante la pregunta de que si los genes y sus productos funcionales con los nutrientes son importantes en el desarrollo de la obesidad; o si de manera indirecta participan también en la génesis de enfermedades multifactoriales tales como las enfermedades cardiovasculares.

En efecto hablar en estos términos, supone hablar en la actualidad de la Nutrigenómica, disciplina que combina todas las investigaciones en nutrición, con la aplicación de las poderosas tecnologías de la genómica funcional (transcriptómica, proteómica, metabolómica), que junto a la bioinformática y la biología molecular, con tecnologías epidemiológicas, nutricionales y bioquímicas, pretenden determinar los efectos y mecanismos por los cuales la alimentación, sus componentes individuales y combinaciones de ellos regulan los procesos metabólicos dentro de las células y tejidos del organismo, así como las aplicaciones de estos nuevos conocimientos.

En nutrigenómica por ejemplo se habla de la presencia en las personas del “fenotipo intermedio”, cuando hacen referencia al valor de los indicadores, marcadores o factores relacionados a una enfermedad, y que como consecuencia nos pueden aportar valiosa información para la prevención. En el caso de un evento cardiovascular, los fenotipos intermedios de una persona podrían ser las concentraciones plasmáticas del colesterol total, triglicéridos, colesterol ligado a lipoproteínas de alta densidad (HDL), colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (LDL), glucosa, insulina, homocisteina, marcadores de inflamación, marcadores de estrés oxidativo, marcadores de coagulación y marcadores de disfunción endotelial. De la misma manera las medidas antropométricas de peso, talla, perímetro de cintura, porcentaje de masa grasa, entre otros, ayudan a valorar la salud de una persona que para el caso de los fenotipos intermedios cardiovasculares varían en función de la dieta.

Y por que es importante ir incorporando en nuestro acervo cultural todas estas interpretaciones, porque justamente para el caso que venimos ampliando: las enfermedades cardiovasculares, sobre ellas han surgido numerosas recomendaciones nutricionales, que entrañan una mayor complejidad que el asumir una determinada dieta, y depende en grado superior, de la susceptibilidad genética individual, hasta el año 2007 se habían descrito mas de 4000 genes vinculados con los trastornos cardiovasculares, sin embargo solo se ha evidenciado en 400 genes que existe una relación directa, a través de estudios poblacionales. Sin duda el estudio de la variabilidad genómica arrojara más de una luz sobre los mecanismos moleculares que determinan la respuesta fenotípica a una misma dieta. Basados en ese conocimiento, podría generarse una poderosa herramienta preventiva, vale decir una serie de marcadores genéticos que permitirán prever el éxito o fracaso de una intervención dietética según las características genéticas de la persona.

Finalmente interrogantes como: ¿Qué componentes de la dieta tienen importantes efectos beneficiosos para la salud?, ¿Cómo, donde y cuando ejercen estos efectos?, ¿Cómo varían las exigencias dietéticas según las características genéticas, edad, sexo y modo de vida de los individuos?; podrán ser resueltas con los nuevos instrumentos científicos que aporta la Nutrigenómica.