jueves, 14 de febrero de 2008

La dignidad de la mujer: a propósito de los veinte años de la "Mulieris dignitatem"


Por: Ana María Olguín Britto

Profesora adscrita al Dpto. de CC. Jurídicas

Hace unos días se llevó a cabo en la ciudad de Roma, el Congreso Internacional «Mujer y Varón, la totalidad del Humanum» con el fin de recordar los veinte años de la publicación de la Carta Apostólica «Mulieris dignitatem» de nuestro querido Papa Juan Pablo II.

En este Congreso, el Papa Benedicto señaló la importancia que tiene poder destacar que “la relación que existe entre el hombre y la mujer en su respectiva especificidad, reciprocidad y complementariedad constituye, un punto central de la «cuestión antropológica», tan decisiva en la cultura contemporánea”.

Señaló además que para la Iglesia, la cuestión femenina, ha sido y sigue siendo un tema importante, y recordó las diversas intervenciones y documentos pontificios en este tema, sobre todo aquellos emitidos durante el pontificado de Juan Pablo II
[1].

En la
«Mulieris dignitatem», señala el Papa Benedicto XVI, Juan Pablo II quiso profundizar en las verdades antropológicas fundamentales del hombre y de la mujer, en la igualdad de dignidad y en la unidad de los dos, en la arraigada y profunda diversidad entre lo masculino y lo femenino, y en su vocación a la reciprocidad y a la complementariedad, a la colaboración y a la comunión, así mismo señala que, la unidad dual del hombre y de la mujer se basa en el fundamento de la dignidad de toda persona, creada a imagen y semejanza de Dios, quien «les creó varón y mujer».
Es preocupante, señaló el Santo Padre, la existencia de algunas corrientes culturales y políticas que en muchos casos pretenden confundir y eliminar las diferencias sexuales que se encuentran inscritas en la naturaleza humana sosteniendo que son producto de una construcción cultural. De allí, la importancia de realizar un análisis antropológico donde se tomen en consideración los progresos de la ciencia y se profundice acerca de la identidad femenina y masculina, así mismo nos llama a recordar el designio de Dios, creador del ser humano como varón y mujer y con una unidad y al mismo tiempo una diferencia originaria y complementaria. La naturaleza humana y la dimensión cultural se integran en un proceso amplio y complejo que constituye la formación de la propia identidad, en la que ambas dimensiones, la femenina y la masculina, se corresponden y complementan.

Todavía hay muchos lugares y culturas –señala el Papa- en los que la mujer es discriminada y minusvalorada sólo por el hecho de ser mujer, en los que se recurre incluso a argumentos religiosos, presiones familiares, sociales y culturales para defender la disparidad de los sexos, en los que se perpetran actos de violencia contra la mujer. El gran aporte del Cristianismo, radica en que reconoce y proclama la igual dignidad y responsabilidad de la mujer con respecto al hombre.

Señaló además el compromiso y la necesidad de los cristianos de promover una cultura donde se reconozca a la mujer la dignidad que le compete, en el derecho y en la realidad concreta. En el Plan de Dios, el hombre y la mujer, según sus peculiaridades, gozan de una vocación específica y una misión en la Iglesia y en el mundo. En la familia, célula fundamental de la sociedad, la mujer y el hombre, gracias al don de la maternidad y de la paternidad, desempeñan juntos un papel insustituible en relación con la vida.


Para los hijos, es un derecho contar con un padre y una madre que los cuide y acompañe en su crecimiento, y el Estado, tiene la obligación de apoyar a través de políticas públicas; todo lo que permita la promoción de la estabilidad y de la unidad del matrimonio, la dignidad y la responsabilidad de los cónyuges, su derecho y tarea insustituible como educadores de lo hijos, así como iniciativas que permitan a la mujer colaborar en la construcción de la sociedad, valorando así el «genio femenino».

[1] Carta a las Mujeres, Carta Apostólica «Mulieris dignitatem», La colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y en el mundo de la Congregación para la Doctrina de la Fe entre otros.