miércoles, 27 de febrero de 2008

La Competitividad un concepto multidimensional: Nación, Industria, la Región, y Empresa

Por: Jorge A Huarachi Chávez
Director del Instituto Mayorga.

El concepto de competitividad es un concepto que no ha dejado de tener controversia respecto al nivel de análisis, los métodos para medirla, y las políticas para promoverla (Lall, 2001; Krugman, 1989). Desde su introducción por Michael Porter (1986, 1990) en su libro de competitividad de las naciones, la acepción se ha usado de acuerdo a la dimensión que se elija sea esta regional, de país y a nivel de la empresa. Porter le dio una dimensión microeconómica diciendo que los determinantes que sostienen a la competitividad de las naciones radica en el incremento de la productividad de la economía y no en los factores de producción como el capital y la mano de obra y menos aun la dotación de los recursos naturales.

El nivel de vida de una nación depende de la de la capacidad de las empresas de alcanzar una alta productividad y sostenerla durante el tiempo. Esto pasa por una especialización en sectores en donde la tecnología sustenta la alta productividad. En tanto que la nueva teoría de la competitividad reconoce que la competitividad reside en la obtención de la ventaja competitiva es decir a la capacidad administrativa y tecnológica de transformar los insumos y la creación de productos con características que los hacen únicos a ojos de los consumidores.
Entonces Porter se pregunta porque ciertas empresas radicadas en ciertas naciones o regiones tienen esa capacidad de competir. La razón radica en lo que Porter denomino un diamante dinámico: los factores de producción, las condiciones de la demanda, las estructuras y rivalidad entre las empresas y las industrias relacionadas y de apoyo. Los factores de la producción son aquellos en los que se invierte y se especializan. La ventaja competitiva resulta de la presencia de instituciones que crean los factores especializados como son unos recursos humanos especializados o una base científica fuente de innovación. Las condiciones de la demanda se obtienen cuando las empresas enfrentan demanda interna que provea de las nuevas necesidades de los consumidores, y donde estos presionan a las empresas para que innoven.
El tercer determinante es la presencia de sectores afines y auxiliares que sean competitivos que innoven en procesos que resulten en incrementos en la productividad. Finalmente el cuarto determinante es la estrategia, estructura y rivalidad de las empresas. La presencia de rivales nacionales fuertes es un estimulo definitivo y poderoso para la creación y la persistencia de la ventaja competitiva.

Adicionalmente, Porter añadió dos elementos sumamente importantes que influyen en la competitividad de los clústeres la acción del gobierno y las oportunidades o riesgos del entorno
Messner (1994) introdujo el concepto de competitividad sistémica enfatizando en primer lugar, que sería raro que una empresa logre ser competitiva por sí misma, es decir, sin el respaldo de un conjunto de proveedores y servicios orientados a la producción, así como sin la presión competitiva de contendores locales. En segundo lugar, un ambiente propicio para la competitividad se arraiga en los modos como una sociedad se organiza a sí misma, es decir, en sus instituciones generales y específicas (nivel meta).

Por lo tanto, sistémica se refiere a las relaciones externas que a menudo se van tejiendo a través de las estructuras específicas de gobierno. En tercer lugar, y sostenemos que el Estado tiene un rol importante que jugar en el desarrollo y la reestructuración industrial. Emergen nuevas formas de gobierno basadas en un nuevo tipo de interacción entre el Estado y los actores sociales, y que comienzan a organizarse según redes horizontales (nivel meso). En cuarto lugar, hay fuertes interrelaciones entre cuatro niveles diferentes - que son el meta, macro, meso y micro nivel .

Según E. Dussel E(2003) Existe evidencia empírica en torno a la justificación de la intervención privada y pública en la actividad económicas ya que han sido las condiciones y los consensos socioeconómicos alcanzados endógenamente los que han permitido fomentar el capital humano, la educación y el desarrollo tecnológico, pero también las instituciones y la creación de ventajas comparativas y absolutas en las actividades manufactureras mediante políticas estratégicas. Esto último es relevante en el marco de la política económica e industrial preponderante en la experiencia asiática particularmente la experiencia china.

Asimismo, E., Dussel (2003) señala que la orientación exportadora de las unidades económicas no es condición suficiente para alcanzar un crecimiento económico de largo plazo si no incluye aspectos territoriales de endogeneidad territorial y e competitividad sistémica. La endogeneidad territorial se da en el marco de los encadenamientos mercantiles globales (EMG) cuando se da una integración y apropiación de superiores segmentos de la cadena de valor es decir la articulación evoluciona hacia la obtención de un mayor valor agregado por parte del clúster desde un territorio hacia lo global.