miércoles, 6 de febrero de 2008

EL MALTRATO FÍSICO COMO LA FORMA MÁS COMÚN DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.


Por: Jaime David González Morales

Profesor adscrito a la Facultad de Derecho


Es importante señalar que la violencia física, por lo general, se percibe en nuestra medio asociada a la violencia psicológica. Lo que reflejan las cifras sobre violencia, es la valoración del daño que provoca el ejercicio de esa forma de violencia, cuya ponderación es mayor en el plano psicológico que el propiamente físico.
Generalmente, el maltrato físico tampoco excluye la violencia sexual, es decir, las agresiones incluyen una violencia “total”. Esto es, una violencia que es la expresión del dominio de género que ejercen los hombres sobre las mujeres, en el marco de una relación de dominación, control del poder y autoridad al interior de la familia. Al hombre se le percibe como agresor, y a la mujer, como su víctima.
Siendo así , por maltrato físico, se entiende todo acto intencional que tiene como resultado lesiones físicas. Entre los actos de violencia física contra la mujer, se incluyen desde un pellizco hasta empujones, bofetadas, golpes con objetos contundentes, quemaduras, etc.
Las mujeres que son víctimas de maltrato físico, experimentan un deterioro en su autoestima y padecen de trastornos depresivos severos, que las induce a asumir comportamientos autodestructivos; van desde el consumo compulsivo y no medicado de tranquilizantes hasta el suicidio en casos extremos. Sin embargo, en otros casos, la mujer reacciona después de un largo período de haber soportado los maltratos de su pareja y, cuando lo hace, muchas veces no mide las consecuencias de sus acciones, pudiendo llegar en su desesperación al homicidio, expresando su odio frente a la agresión permanente.
En nuestro medio se ha identificado la práctica de la violencia física en las relaciones de parejas, como una forma de expresar afecto, sobre todo, en las familias de origen andino; es común escuchar repetir la frase “más me pegas, más te quiero”, para describir relaciones de pareja, reconocida entre nosotros como ”amor serrano”; es decir, el amor que se expresa y se demuestra con golpes o con golpizas que, muchas veces, empiezan como un juego y terminan en severas agresiones.
El maltrato doméstico comienza normalmente desde el principio de la relación, bien desde el noviazgo o en las primeras etapas de la vida en común, y va aumentando, tanto en frecuencia como en intensidad, con el paso del tiempo. Siendo una de las características principales del maltrato doméstico contra la mujer es que, a pesar de la gravedad y frecuencia del problema, las víctimas permanecen en relación violenta durante mucho tiempo, más de 10 de años por término medio,Al debilitar la energía femenina, atacando su confianza y comprometiendo su salud a causa de la violencia física y psicológica ejercida en su contra, se priva a la sociedad de su participación plena. Tal como lo señalan los organismos internacionales, “las mujeres no pueden contribuir de lleno con su labor o con sus ideas creativas si están agobiadas por las heridas físicas y psicológicas”.