Por: Santiago Octavio Bobadilla Ocaña,
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Educación.
Los retos de la sociedad del conocimiento, la adquisición de competencias profesionales, la innovación, la preparación de futuros profesionales y ciudadanos que sean capaces de afrontar las demandas de la sociedad del S. XXI, representa el reto que debe asumir la universidad en estos momentos. No solamente tiene que reflexionar sobre los conocimientos que se imparten, sino también sobre cómo se imparten, en el marco de un real proceso de investigación acreditado con fuentes y medios de verificación respecto a las diversas funciones que se implementan y lo que la sociedad realmente necesita y demanda.
En el marco de este proceso el 31 de marzo del 2008, se publicaron el D.L. Nº 998 y la R.M. Nº 0173-2008-ED; y el 3 de julio del mismo año el correspondiente reglamento, donde se consigna que las universidades deben buscar la calidad tanto en el cumplimiento de los procesos en sus programas de innovación tecnológica como en los proyectos educativos que ofrezcan, haciéndose necesario para tal fin un sistema de acreditación.
El proceso de acreditación en el Perú está en marcha en el marco de la Ley Nº 28740 que corresponde al Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE), reglamentada con D.S. Nº 018-2007 el 09 de junio del año 2007. También se tiene instalado un directorio del Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior Universitaria CONEAU, órganos operadores del SINEACE.
La Escuela de Educación de nuestra casa de estudios y los diferentes actores, son concientes que el proceso de autoevaluación con fines de acreditación no solo se trata de cumplir y saltar la valla respecto a los estándares que plantea el modelo CONEAU, sino más bien se trata de institucionalizar una cultura evaluativa, donde apunte a los procesos y no a los productos, de lo que se tiene y no se tiene, e ir parchando para llegar a resultados. En suma se trata más bien de ir mirando nuestras propuestas de mejora y si estas encajan con las demandas y exigencias de la sociedad respecto a la formación de profesionales de calidad y que a través de su práctica puedan delimitar y solucionar problemas. Además convertirse en una institución que facilite la acreditación de otras facultades y escuelas de educación a nivel regional y nacional.
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Con este propósito se ha conformado una comisión central de autoevaluación, con fines de acreditación, la misma que está implementando una serie de actividades desde el mes de febrero, sensibilizando a los profesores, estudiantes y autoridades. Como apoyo, se tiene tres sub comisiones que están adecuando a nuestra realidad el Modelo CONEAU, el mismo que comprende 03 dimensiones, 09 factores, 16 criterios, 84 indicadores, 97 estándares y 253 fuentes de verificación referenciales; una adenda con 125 indicadores de gestión para el seguimiento y evaluación del cumplimiento de cada indicador y estándar del modelo. En la actualidad se están aplicando encuestas sobre el contexto para la autoevaluación de la Escuela de Educación a los diferentes actores (estudiantes, profesores, administrativos y autoridades).
Habiéndose sensibilizado e involucrado los diferentes actores en la Escuela de Educación, estamos seguros, que se interiorizará una cultura evaluativa, en donde cada vez irán proponiendo proyectos de mejora en sus procesos sin tener que solamente implementarlo por exigencia gubernamental, sino más bien por que así lo exigen los cambios metodológicos y pedagógicos en la sociedad del conocimiento.
En el marco de este proceso el 31 de marzo del 2008, se publicaron el D.L. Nº 998 y la R.M. Nº 0173-2008-ED; y el 3 de julio del mismo año el correspondiente reglamento, donde se consigna que las universidades deben buscar la calidad tanto en el cumplimiento de los procesos en sus programas de innovación tecnológica como en los proyectos educativos que ofrezcan, haciéndose necesario para tal fin un sistema de acreditación.
El proceso de acreditación en el Perú está en marcha en el marco de la Ley Nº 28740 que corresponde al Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE), reglamentada con D.S. Nº 018-2007 el 09 de junio del año 2007. También se tiene instalado un directorio del Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior Universitaria CONEAU, órganos operadores del SINEACE.
La Escuela de Educación de nuestra casa de estudios y los diferentes actores, son concientes que el proceso de autoevaluación con fines de acreditación no solo se trata de cumplir y saltar la valla respecto a los estándares que plantea el modelo CONEAU, sino más bien se trata de institucionalizar una cultura evaluativa, donde apunte a los procesos y no a los productos, de lo que se tiene y no se tiene, e ir parchando para llegar a resultados. En suma se trata más bien de ir mirando nuestras propuestas de mejora y si estas encajan con las demandas y exigencias de la sociedad respecto a la formación de profesionales de calidad y que a través de su práctica puedan delimitar y solucionar problemas. Además convertirse en una institución que facilite la acreditación de otras facultades y escuelas de educación a nivel regional y nacional.
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Con este propósito se ha conformado una comisión central de autoevaluación, con fines de acreditación, la misma que está implementando una serie de actividades desde el mes de febrero, sensibilizando a los profesores, estudiantes y autoridades. Como apoyo, se tiene tres sub comisiones que están adecuando a nuestra realidad el Modelo CONEAU, el mismo que comprende 03 dimensiones, 09 factores, 16 criterios, 84 indicadores, 97 estándares y 253 fuentes de verificación referenciales; una adenda con 125 indicadores de gestión para el seguimiento y evaluación del cumplimiento de cada indicador y estándar del modelo. En la actualidad se están aplicando encuestas sobre el contexto para la autoevaluación de la Escuela de Educación a los diferentes actores (estudiantes, profesores, administrativos y autoridades).
Habiéndose sensibilizado e involucrado los diferentes actores en la Escuela de Educación, estamos seguros, que se interiorizará una cultura evaluativa, en donde cada vez irán proponiendo proyectos de mejora en sus procesos sin tener que solamente implementarlo por exigencia gubernamental, sino más bien por que así lo exigen los cambios metodológicos y pedagógicos en la sociedad del conocimiento.