martes, 12 de mayo de 2009

“CUANDO EMPEZAR SE TORNA EN UN DESAFÍO”


Por: Zarela Avellaneda Aguinaga
Profesora Adscrita al Departamento de Ciencias de la Salud


El nacimiento de alguien o algo siempre genera expectativa e ilusión, pero al mismo tiempo significa una gran responsabilidad para quienes lo promueven; esto mismo ocurrió con el nacimiento de la Escuela de Enfermería en la USAT, que al recordar sus ocho años de creación nos compromete a reconocer que cuando enfermería se involucra en un proyecto, lo lleva al éxito, porque pone su inspiración, empeño, trabajo y dedicación; realidad que se comprueba al dar una mirada retrospectiva a los inicios de la enfermería en la USAT, y compararla con el momento actual, aunque aún en su niñez, muestra muchos signos de avance y progreso, que con seguridad están marcando el camino del éxito.

Avistamos entonces la Escuela de Enfermería cuando comenzó, teniendo como coordinadora a la Dra. Lucía Aranda Moreno, quien inspirada en una nueva visión de la enfermería por su formación doctoral, se propuso impregnar en las treintaicinco estudiantes que iniciaron sus estudios el año 2001, ese nuevo paradigma transformador, para formarlas hacia un cuidado más humano como merece la sociedad; en esta tarea involucró también en el segundo semestre de ese mismo año a tres profesoras más, María Tello Delgado, Yolanda Nizama Carranza y la autora de este artículo Zarela Avellaneda Aguinaga

Acompañar en esta tarea permitió identificar que los inicios a veces se marcan por algunas carencias, pero que hacen surgir la creatividad para llenar vacíos y solucionar algunas dificultades; esto ocurrió por ejemplo, cuando al no contar con un laboratorio para realizar las prácticas de enfermería; solicitamos al Jefe de logística de ese entonces el Sr. Celso Carvajal , la provisión de un aula para tal fin, asignándonos un aula decana cuyo denominador común con las que ahora existen era el intenso calor que se sentía a pesar que estábamos en Agosto; pero tener ambiente no era suficiente, así que profesoras y estudiantes teníamos que implementar los equipos para algunas prácticas de laboratorio y otras hacerlas en el hospital.

El inicio de la práctica clínica también fue un reto porque se carecían de convenios con las instituciones de salud y la concepción vigente en la universidad en ese entonces era que los estudiantes universitarios no tenían que uniformarse en nada. La primera carencia se subsanó mediante gestiones con las autoridades del Ministerio de salud que permitieron la práctica en los Hospitales Belén de Lambayeque y Las Mercedes de Chiclayo, con miras a celebrar convenios posteriormente; y el segundo problema, significativo por el riesgo para la bioseguridad de las estudiantes, pudo salvarse a través de muchas gestiones y fundamentaciones, logrando que se apruebe el primer uniforme consistente en una falda azul con chaqueta blanca, pero sin un modelo único.El hecho de mirar hacia atrás no es para añorar lo vivido, sino para ver cuanto hemos crecido como personas y como institución formadora, porque sin lugar a equivocación la USAT ha permitido desarrollarnos en todas las dimensiones de nuestro ser, hacer y tener; pues ahora con orgullo podemos decir que hemos mejorado en muchos aspectos, como en capacitación del personal docente contando hasta el momento con un número significativo de enfermeras en proceso de lograr grados de doctoras y maestras en enfermería; también en infraestructura, contando con ambientes propios y bien implementados, laboratorio equipado con lo básico y con excelentes proyectos que seguirán haciendo de nuestra Escuela de Enfermería una de las mejores, como siempre es reconocida por propios y extraños.