Por: Segundo Artidoro Díaz Flores
Prof. adscrito al Departamento de Ciencias Teológicas
Mayo es un mes dedicado a muchos eventos seculares de tipo cívico, económico, de salud, ecológico, religioso etc. Como por ejemplo: –El Día Internacional del Trabajo (1 de mayo). –El día mundial del asma (1er.martes). –El día de la primavera en muchos países europeos (1er. domingo). –El Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo). –El día de Europa (9 de mayo). –El Día Internacional de las Familias (15 de mayo). –El Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (17 de mayo). –El Día Mundial de la Diversidad Cultura (21 de mayo). –El Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo).
Sin embargo, de todas estas celebridades seculares, a nivel mundial hay que destacar, la celebración del día de la madre, que no tiene un único día, como es el caso de España, celebrado el primer domingo de mayo. En muchos países de Latinoamérica, como es el caso del Perú, se celebra el segundo domingo. En México se celebra este día el 10 de mayo y en los pueblos del Caribe es celebrado el último domingo.
En el ámbito eclesiástico tenemos las siguientes festividades más importantes: –San José Obrero (1 de mayo). –San Atanasio, Arzobispo de Alejandría (2 de mayo). –La Santa Cruz (3 de mayo). –Santos Felipe y Santiago, Apóstoles (4 de mayo). –Fiesta de Nuestra Señora de Fátima (13 de mayo). –San Matías, Apóstol (14 de mayo). –Nuestra Señora de la Evangelización (En el Perú -14 de mayo). –San Isidro Labrador (15 de mayo). –María auxiliadora (24 de mayo). –Santa Juana de Arco, Virgen (30 de mayo). –Fiesta de la Visitación de la Virgen María (31 de mayo). De todas estas fiestas el pueblo cristiano enfatiza la devoción a la Virgen María especialmente los días sábados, y el 13 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, recibe muchos homenajes de parte de los niños de las instituciones educativas primarias. También a todo esto, hay que añadir la costumbre de realizar peregrinaciones a los santuarios de la Virgen. En Chiclayo tenemos el Santuario de Nuestra Señora de la Paz, a donde acudimos los buenos hijos a visitar a nuestra Madre del cielo.
Por lo dicho, las celebridades de mayo, tanto en el ámbito secular y eclesiástico, tiene un papel destacado el homenaje, y el tributo de cariño y veneración por la mujer, especialmente como madre. Podemos decir en síntesis que mayo, es el mes de la madre y el mes de María: el mes de la Mujer, al menos para nuestros pueblos latinoamericanos.
No es casual que la etimología de mayo provenga de latín maius. Respecto a ello, algunos opinan que Rómulo dedicó este mes a los ancianos de la sociedad y el siguiente, junio, a los jóvenes. Otros opinan que el nombre de mayo, se debe a que está dedicado a la diosa Maya, de la cual existen dos versiones: la griega y la romana. Según la primera, Maya es hija de Atlante y madre de Hermes. En este mes los mercaderes ofrecen sacrificios a la madre y al hijo, dios protector del gremio. La interpretación romana nos dice que Maya era la Bona Dea (’la Buena Diosa’). En su honor se celebraba una ceremonia en mayo de la que se sabe poco porque los ritos eran secretos. Solo podían participar mujeres. Estaba estrictamente prohibida la presencia de cualquier hombre e incluso de animales machos. Era una divinidad asociada con la fertilidad y la maternidad, lo que resulta coherente con el hecho de que se la festeje en el mes central de la primavera (europea).
Así pues mayo, desde su etimología y desde la interpretación mitológica es un mes relacionado con la fecundidad y con la maternidad, y por ende con el elogio y veneración de la mujer. En el cristianismo, es María la que llena de sentido maternal y espiritual a este mes. Ella más que otra es modelo y paradigma de la fecundidad. Ella que nos dio a la verdadera Vida, a Jesucristo. Quién nos da la vida plena y abundante (Jn 10,10).
Por ello, San Anselmo de Canterbury, Doctor de la Iglesia (+1109), era gran devoto de la Virgen María y decía que no hay criatura tan sublime y tan perfecta como ella y que en santidad sólo la supera Dios. Este Santo Doctor, nos ha dejado un legado precioso de mariología:
Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y así rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María. Por eso, Dios es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas recreadas. Dios es padre de la creación y María es madre de la universal restauración. Dios engendra a Quien por todo fue creado, María da a luz a Quien por todo fue salvado. ¡La confianza bienaventurada! ¡El refugio seguro! La Madre de Dios, nuestra Madre.
Dios es el Padre de las cosas creadas, María la Madre de las cosas recreadas. María por su elección divina para ser la madre del que va a dar la Nueva Vida, la Vida Eterna, se convierte en la Nueva Eva. Si por la primera Eva nos vino la muerte y condenación, por María nos viene la Vida y la Salvación. Si por Eva, entró el poder maligno en la creación, por el Linaje de María este poder no va a tener dominio en el hombre. Por tanto María es el paradigma de la criatura redimida, a través de ella, Dios experimenta nuestra existencia y nuestro destino, incluso nuestra muerte.
Dios es el Padre de la Constitución de todo, María la madre de la restitución de todo. María es madre de todos los redimidos, de los salvados por la sangre de su Hijo Jesús. En en sus palabras: “Mujer he ahí a tu Hijo, Hijo he ahí a tu madre” (Jn 19:26-27), María se convierte en madre de todos los discípulos de todos los redimidos, de los bautizados que pertenecemos a Cristo. María también es Madre de la Iglesia, el Cuerpo místico de Cristo, que está constituida por todos los bautizamos que profesamos una misma fe. Y por extensión María es madre de la humanidad entera que busca y encuentra la salvación por su vinculación con su Hijo y su Iglesia, por quién todo fue creado y restaurado.
Dios engendra a Quien por todo fue creado, María da a luz a Quien por todo fue salvado. María es Madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad encarnada, de Jesucristo. María es la Madre de Dios. Es la hija de Sión, el orgullo de nuestra raza, la esperanza de “Israel”. Es la Hija de Dios Padre, la Madre de Dios Hijo y la Esposa de Dios Espíritu Santo. Así pues María está relacionada con las Tres Personas de la Santísima Trinidad, misterio fundamental de la fe católica.
Por todo ello, cuánto hemos de acudir a su poderosa intersección de la Madre del Cielo. Con qué cariño hemos de tratarle. Pues como dice el “Doctor magnífico”, San Anselmo: María se convierte para nosotros en: ¡La confianza bienaventurada! ¡El refugio seguro! La Madre de Dios, nuestra Madre. Que en este mes de mayo intensifiquemos nuestro amor a María Madre de Dios y Madre nuestra, a través de una devoción mariana sincera.
Sin embargo, de todas estas celebridades seculares, a nivel mundial hay que destacar, la celebración del día de la madre, que no tiene un único día, como es el caso de España, celebrado el primer domingo de mayo. En muchos países de Latinoamérica, como es el caso del Perú, se celebra el segundo domingo. En México se celebra este día el 10 de mayo y en los pueblos del Caribe es celebrado el último domingo.
En el ámbito eclesiástico tenemos las siguientes festividades más importantes: –San José Obrero (1 de mayo). –San Atanasio, Arzobispo de Alejandría (2 de mayo). –La Santa Cruz (3 de mayo). –Santos Felipe y Santiago, Apóstoles (4 de mayo). –Fiesta de Nuestra Señora de Fátima (13 de mayo). –San Matías, Apóstol (14 de mayo). –Nuestra Señora de la Evangelización (En el Perú -14 de mayo). –San Isidro Labrador (15 de mayo). –María auxiliadora (24 de mayo). –Santa Juana de Arco, Virgen (30 de mayo). –Fiesta de la Visitación de la Virgen María (31 de mayo). De todas estas fiestas el pueblo cristiano enfatiza la devoción a la Virgen María especialmente los días sábados, y el 13 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, recibe muchos homenajes de parte de los niños de las instituciones educativas primarias. También a todo esto, hay que añadir la costumbre de realizar peregrinaciones a los santuarios de la Virgen. En Chiclayo tenemos el Santuario de Nuestra Señora de la Paz, a donde acudimos los buenos hijos a visitar a nuestra Madre del cielo.
Por lo dicho, las celebridades de mayo, tanto en el ámbito secular y eclesiástico, tiene un papel destacado el homenaje, y el tributo de cariño y veneración por la mujer, especialmente como madre. Podemos decir en síntesis que mayo, es el mes de la madre y el mes de María: el mes de la Mujer, al menos para nuestros pueblos latinoamericanos.
No es casual que la etimología de mayo provenga de latín maius. Respecto a ello, algunos opinan que Rómulo dedicó este mes a los ancianos de la sociedad y el siguiente, junio, a los jóvenes. Otros opinan que el nombre de mayo, se debe a que está dedicado a la diosa Maya, de la cual existen dos versiones: la griega y la romana. Según la primera, Maya es hija de Atlante y madre de Hermes. En este mes los mercaderes ofrecen sacrificios a la madre y al hijo, dios protector del gremio. La interpretación romana nos dice que Maya era la Bona Dea (’la Buena Diosa’). En su honor se celebraba una ceremonia en mayo de la que se sabe poco porque los ritos eran secretos. Solo podían participar mujeres. Estaba estrictamente prohibida la presencia de cualquier hombre e incluso de animales machos. Era una divinidad asociada con la fertilidad y la maternidad, lo que resulta coherente con el hecho de que se la festeje en el mes central de la primavera (europea).
Así pues mayo, desde su etimología y desde la interpretación mitológica es un mes relacionado con la fecundidad y con la maternidad, y por ende con el elogio y veneración de la mujer. En el cristianismo, es María la que llena de sentido maternal y espiritual a este mes. Ella más que otra es modelo y paradigma de la fecundidad. Ella que nos dio a la verdadera Vida, a Jesucristo. Quién nos da la vida plena y abundante (Jn 10,10).
Por ello, San Anselmo de Canterbury, Doctor de la Iglesia (+1109), era gran devoto de la Virgen María y decía que no hay criatura tan sublime y tan perfecta como ella y que en santidad sólo la supera Dios. Este Santo Doctor, nos ha dejado un legado precioso de mariología:
Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y así rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María. Por eso, Dios es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas recreadas. Dios es padre de la creación y María es madre de la universal restauración. Dios engendra a Quien por todo fue creado, María da a luz a Quien por todo fue salvado. ¡La confianza bienaventurada! ¡El refugio seguro! La Madre de Dios, nuestra Madre.
Dios es el Padre de las cosas creadas, María la Madre de las cosas recreadas. María por su elección divina para ser la madre del que va a dar la Nueva Vida, la Vida Eterna, se convierte en la Nueva Eva. Si por la primera Eva nos vino la muerte y condenación, por María nos viene la Vida y la Salvación. Si por Eva, entró el poder maligno en la creación, por el Linaje de María este poder no va a tener dominio en el hombre. Por tanto María es el paradigma de la criatura redimida, a través de ella, Dios experimenta nuestra existencia y nuestro destino, incluso nuestra muerte.
Dios es el Padre de la Constitución de todo, María la madre de la restitución de todo. María es madre de todos los redimidos, de los salvados por la sangre de su Hijo Jesús. En en sus palabras: “Mujer he ahí a tu Hijo, Hijo he ahí a tu madre” (Jn 19:26-27), María se convierte en madre de todos los discípulos de todos los redimidos, de los bautizados que pertenecemos a Cristo. María también es Madre de la Iglesia, el Cuerpo místico de Cristo, que está constituida por todos los bautizamos que profesamos una misma fe. Y por extensión María es madre de la humanidad entera que busca y encuentra la salvación por su vinculación con su Hijo y su Iglesia, por quién todo fue creado y restaurado.
Dios engendra a Quien por todo fue creado, María da a luz a Quien por todo fue salvado. María es Madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad encarnada, de Jesucristo. María es la Madre de Dios. Es la hija de Sión, el orgullo de nuestra raza, la esperanza de “Israel”. Es la Hija de Dios Padre, la Madre de Dios Hijo y la Esposa de Dios Espíritu Santo. Así pues María está relacionada con las Tres Personas de la Santísima Trinidad, misterio fundamental de la fe católica.
Por todo ello, cuánto hemos de acudir a su poderosa intersección de la Madre del Cielo. Con qué cariño hemos de tratarle. Pues como dice el “Doctor magnífico”, San Anselmo: María se convierte para nosotros en: ¡La confianza bienaventurada! ¡El refugio seguro! La Madre de Dios, nuestra Madre. Que en este mes de mayo intensifiquemos nuestro amor a María Madre de Dios y Madre nuestra, a través de una devoción mariana sincera.