martes, 27 de mayo de 2008

SUICIDIO Y COLESTEROL


Por: Rubén Asalde Ramos
Docente adscrito al Departamento de Medicina




El colesterol, desde tiempo considerable, es utilizado como un indicador de riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares. Debido a ello, se ha advertido frecuentemente sobre el exceso de su ingesta en la dieta, a tal punto que se ha llegado de un extremo a otro, es decir, a evitar definitivamente alimentos que lo contengan. Esto, como la regla del exceso y el defecto, está causando algunos problemas de salud.

En los últimos años, las investigaciones sobre hipocolesterolemia (niveles inferiores al rango normal de colesterol en la sangre) han mostrado su relación con la depresión, al extremo de tomar la decisión de acabar con la propia vida en forma voluntaria. Aunque las primeras observaciones solo se hicieron en la población adulta, ahora, el asunto se está presentando en la población joven, en quienes se ha relacionado este signo clínico con el intento de suicidio, el cual representa el riesgo de muerte más importante en salud mental de las nuevas generaciones, donde además existe carencia en la formación afectiva.

Estudios observacionales han mostrado consistentemente, desde hace más de una década, un aumento en las muertes y conductas violentas en personas con bajos niveles de colesterol
[1]. De acuerdo a la Asociación Americana de Psiquiatría, el nivel de colesterol sérico en adultos debe ser menor a 200 mg/dL en sangre. Un nivel de 200 a 239 es considerado como factor de riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, y arriba de 240 es considerado alto. Un nivel igual o menor a 150 mg/dL es considerado muy bajo. Se ha postulado la hipótesis que la baja de colesterol provocaría finalmente una disminución de las concentraciones de serotonina (un neurotransmisor que se forma a partir de triptófano, un aminoácido esencial), ya sea porque el colesterol normalmente se une a la albúmina (proteína más abundante de la sangre) y el triptófano también se une a ella, pero al haber una hipocolesterolemia habría más oportunidad que el triptófano se una a la proteína, quedando menos triptófano libre disponible para la síntesis de serotonina. Esto es muy importante debido a que una disminución del colesterol de las células del cerebro puede causar una disfunción de la recaptura de serotonina por alteraciones en la viscosidad lipídica de la membrana celular, con la consecuente disminución de estabilidad. Es decir, la disminución de colesterol sanguíneo (hipocolesterolemia) genera una disminución en la síntesis de receptores de serotonina, esencial neurotransmisor que juega papel importante en la inhibición de la agresión, en la regulación del ritmo circadiano, el apetito…

Estudios experimentales mostraron aumento en la conducta violenta en monos asignados a dietas bajas en colesterol. Investigaciones en humanos y animales indican que el bajo nivel de colesterol puede reducir la actividad central de la serotonina, la cual es causalmente ligada a la conducta violenta. Muchos estudios apoyan una relación significativa entre el nivel bajo de colesterol y violencia.
[2]

El año pasado hicimos un estudio para relacionar los niveles de colesterol con ansiedad y depresión, observando 77% de casos con hipocolesterolemia, situación que puede estar relacionada con una variación en la conducta alimentaria, que en cierto modo ha disminuido de la dieta alimentos con el vital componente de las membranas celulares: el colesterol. Quizá, por otro lado, esta sea la causa de que se observe con frecuencia estados depresivos o ansiosos en las personas.
Es importante tener una alimentación balanceada sugerida por el profesional competente para establecer niveles óptimos de captura de nutrimentos, necesarios para garantizar el material y energía requerido por nuestro organismo.



[1] Colomb BA. Cholesterol and violence: is there a connection? Pan Am J Public Health, 1998; 4 (1): 50
[2] Dellatibodier R, Reyes-Ticas A, Padgett D. Suicide and Cholesterol: a Case Control Study. Rev Med Hond, 2000; 68: 89-94