miércoles, 7 de mayo de 2008

ABORTO EUGENESICO

Ponencia presentada en la mesa redonda del “XIII Congreso Latinoamericano de Genética” y “VI Congreso Peruano de Genética”, organizado por la Univ. Ricardo Palma y la Sociedad Peruana de Genética.





Por: Dr. Hugo Calienes Bedoya
Centro de Investigación en Bioética - USAT




El Primer y fundamental derecho del ser humano, es el derecho a la vida. Es ésta una verdad tan obvia que resulta superfluo demostrarla. Lamentablemente hoy asistimos a un espectáculo curioso: crisis en la firmeza de los modos de pensar (modus cogitandi) y en los modos de obrar (modus vivendi), producto de una persistente “inculturación” post moderna dispuesta a no admitir más valores que los que ella fabrique: La certeza de que la madre ama al hijo, que la sociedad (con una legislación acorde) proteja al no nacido, está dejando de serlo. El filosofo Julián Marías afirma que la aceptación social del aborto es más grave que el holocausto nazi, o el Armenio por los turnos o, el de la ex Yugoslavia. Quizá la gravedad del tema se acentúa al constatar que los profesionales de la salud se han plegado a esta mentalidad anti-vida y para justificarse hacen ciertos distingos, como es el caso que nos ocupa: el aborto eugenésico.

En el fondo este asunto tiene su origen en la visión antropológica que se tenga de la persona humana y, como lógica consecuencia, lo que se entienda por calidad de vida.
Abordando lo primero:
1- Si la concepción que se tiene del ser humano no está abierta a la trascendencia y es visto solo de manera utilitarista, cerrada estructuralmente a la metafísica, la existencia humana solo es valorada en su dimensión física. Las antropologías inmanentistas: el sociobiologismo, el no-cognotivismo, el utilitarismo y el contractualismo, dan el soporte teórico a favor del aborto eugenésico.

2- Si hay una concepción personalista, centrada en una antropología realista, que pone como fundamento el concepto de persona (sustancia individual de naturaleza racional), por la que el hombre es persona por el hecho de “ser” un “ser” humano, es decir es mucho más que sus actos, que su comportamiento (los actos son del sujeto, no son el sujeto), nunca se justificará el aborto aun con el nombre de eugenésico. Para el personalismo ontológico todos los seres humanos son personas: es “ya” persona el zigoto, el embrión, el feto, el recién nacido, el niño…

Con referencia a la calidad de vida:
1- Cuando se considera que la vida no puede ser tratada como un bien instrumental, el criterio de la "calidad de vida" es siempre complementario al respeto a la vida. En este caso el consejo genético y el diagnostico prenatal, que son un medio que permite conocer al feto dentro del útero, sus posibles enfermedades, malformaciones, su grado de desarrollo, etc., lleva a actuar con celeridad y eficacia y a tomar todas las acciones terapéuticas para tratarlo si es posible dentro del útero o, adelantar el parto si es preciso o, preparar el arsenal terapéutico para tratarlo una vez nacido. Es decir está al servicio de la vida.

2- Cuando el criterio de la "calidad de vida" se inspira sobre una concepción de la vida humana como bien instrumental, se le otorga un valor supremo por encima de la misma vida, que deja de ser un valor absoluto. El consejo genético y el diagnóstico prenatal son un instrumento de “selección” para determinar quienes son los más aptos y tienen derecho a vivir y a quienes hay que suprimir, por medio del aborto, porque no tienen este derecho. La OMS, ha afirmado equívocamente, "que en un mundo que se preocupa cada vez más por la calidad de vida humana, se debe dar por descontado que los hijos deberán nacer libres de toda enfermedad genética”. Comentario que puede interpretarse favorablemente a favor del aborto eugenésico.

Como señala Barrio Maestre, catedrático de la universidad Complutense de Madrid: “El valor incondicional de la vida humana no es argumentable; constituye, por el contrario, el fundamento de toda argumentación ética y la medida de su rectitud”.