miércoles, 14 de mayo de 2008

LA ALFABETIZACIÓN EN LA AGENDA EDUCATIVA

Dr. Nemecio Núñez Rojas.
Director del Departamento de Ciencias de la Educación - USAT


Son varias las décadas que en nuestro país y en el mundo, se pone en la agenda de los gobernantes de turno, uno de los problemas más complejos de la sociedad: el analfabetismo. Este problema que es la expresión de haber negado a las personas el derecho a la educación, tiene como causa fundamental la desatención del Estado a sus ciudadanos.

En el mundo, a pesar de los esfuerzos que se han realizado desde diferentes organizaciones, en especial la UNESCO, y después de haber llevado a cabo cinco conferencias mundiales sobre educación de adultos, múltiples reuniones con otras organizaciones y de haber propuesto gran cantidad de soluciones, a noviembre del 2005, cerca de la quinta parte de la población adulta, es decir, 771 millones de personas, carecen de una alfabetización mínima.

En el Perú, según los últimos censos nacionales se pudo determinar que en 1940 la tasa de analfabetismo era de 57.6%, en 1961 el 38.9%, en 1981 el 18.1% y en 1993, el 12.8% de la población era analfabeta. Para el año 2005, tenemos dos cifras con una marcada diferencia: el INEI, afirma que la tasa de analfabetismo es de 8.1% y la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), sostiene que el 11.1% de peruanos no saben ni leer ni escribir.

Para entender esta situación hay que analizar la realidad, y entre las posibles causas que la han generado podemos destacar dos: la desatención en la alfabetización tanto de jóvenes como de adultos por haber centrado los esfuerzos en la de los niños; y la segunda es la recomendación hecha por el Banco Mundial en las Metas del Milenio para el Desarrollo 2000-2015 a los países en vías de desarrollo de no invertir ni en alfabetización ni en educación de adultos, "[...] ni siquiera se ocupa de los adultos y sus necesidades de aprendizaje" (Torres, 2006).

En nuestro país, la complejidad de enfrentar este problema está asociada a factores como la extrema pobreza, el desempleo, la falta de políticas de atención al área rural entre otros. Es contradictorio saber que actualmente hay aproximadamente 180 000 profesores titulados que no tienen trabajo y que cerca de 3 millones de peruanos no saben leer y escribir y tampoco realizan operaciones básicas de cálculo.

Existen dos preguntas que analizar: ¿por qué no contratar a profesores titulados desempleados para la alfabetización?, ¿por qué dar esta responsabilidad a los soldados del Ejército Peruano?
El Ministerio de Educación a través del Programa Nacional de Movilización por la Alfabetización (PRONAMA), pretende alfabetizar a parte de los pobladores de Ayacucho, Junín y Cuzco con la participación de los soldados del Ejército Peruano, dejando de lado a profesionales que están indudablemente mejor preparados para desarrollar esta labor, lo cual evidencia una escasa fundamentación de esta política.

Experiencias como la española, sistematizada en una importante investigación del Dr. Manuel Martí Puig, Profesor de la Universidad de Jaime I, concluye que la alfabetización de adultos implica la participación de profesores formados en instituciones de educación superior con competencias para educar a los adultos (ninguna universidad pública española existe la especialidad de maestro en formación de personas adultas). No es lo mismo enseñar a leer y escribir a un niño que a una persona adulta, que cuenta con experiencia laboral, social y educativa, y para hacerlo, o para explicarle cualquier otro tema, no es posible utilizar las mismas metodologías ni los mismos materiales, debiendo también advertir que la mayoría de las personas adultas realiza un esfuerzo para asistir a clase después de una jornada laboral.

La tarea de alfabetizar en el Perú demanda una política nacional que comprometa al Estado. Se debe asignar un presupuesto real acorde con la dimensión del problema y contratar a las personas con mayor preparación para atender a estos peruanos que se les ha negado uno de sus derechos fundamentales que es la Educación.