viernes, 25 de enero de 2008

DEONTOLOGÍA: LA CIENCIA DEL DEBER



Por: MCs Mirtha Flor Cervera Vallejos

Docente adscrita a la Facultad de Medicina

La deontología; es la ciencia o tratado de los deberes[1]. Este término fue introducido por Jeremías Bentham[2]; para evitar equívocos, viene bien explicar quien es Bentham: padre y desarrollador del utilitarismo, escuela esmerada en obtener beneficios sin limitarse por las reglas morales, explorando la búsqueda del mayor placer o beneficio posible, para muchas personas, definiendo lo bueno como aquello que produce placer y malo como aquello que produce sufrimiento, anclados exclusivamente en la, utilidad, rentabilidad y la cantidad de felicidad producida, dejando a un lado la parte ética y moral de dicha acciones, sin reflexionar en las consecuencias que hasta la actualidad se perciben en la sociedad.


En su acepción más habitual, la deontología suele usarse para designar la "moral profesional", situándola así como una "moral especializada".[3] Mas esto, no puede hacerse sin precisar que, ante todo, la deontología es un capítulo de la ética general, concretamente la teoría de los deberes profesionales, los cuales, son sólo una parte muy restrictiva de los deberes en general.


El deber no solo involucra el conocimiento, sino el saber hacer ese deber, además se consideran las omisiones, las reacciones o las actitudes, entre producir y actuar. La rectitud del producir se mide por el producto y a de ser determinada en función de las reglas del arte; estriba en un resultado objetivo y en la nueva disposición de las cosas que sobreviene como consecuencia del producir. Por el contrario, la rectitud del actuar es de índole estrictamente ética: radica en el actuar mismo, en su adecuación a una situación, en su inserción dentro del plexo de las relaciones morales, en su belleza. Como es natural, todo producir se halla inscrito en un contexto práctico, y por ello tampoco está exento de una evaluación moral. Pero la determinación del producir correcto pertenece a la técnica, al ámbito de los medios, mientras que el actuar honesto tiene razón de fin. Podemos distinguir, así, el buen hacer del obrar bien.


Se habla de deontología en referencia al buen hacer que produce resultados deseables, sobre todo en el ámbito de las profesiones. Un buen profesional es alguien que, en primer lugar, posee competencias (conocimientos, habilidades y actitudes), que le permiten, en condiciones normales, realizar su tarea con un aceptable nivel de idoneidad y calidad. Las reglas del buen hacer, acción llevada a cabo conforme a los imperativos de la razón instrumental constituyen, sin duda, deberes profesionales. Y esto no es en modo alguno ajeno al orden general del deber ético. Aún más: las obligaciones éticas comunes para cualquier persona son, además, obligaciones profesionales para muchos. Al menos así se ha visto tradicionalmente en ciertas profesiones de ayuda como el sacerdocio, la educación y, en no menor medida, la medicina, la psicología o la enfermería.

En último término, esto se puede decir de todas las profesiones honradas, pues en todas se da, de manera más o menos directa, la índole del servicio a las personas. Pero en esas es más patente, para el sentido común moral, que no es posible, por ejemplo, ser un buen profesional sin intentar ser buena persona. Es verdad que no se educa, o no se ejerce buena medicina, psicología o enfermería, sólo con buenas intenciones, pero tampoco sin ellas; en este sentido, la facultad de Medicina de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, refleja en su misión la prioridad de formación de sus profesores hacia el logro de la excelencia en el cumplimiento de sus deberes profesionales, porque la conciencia del deber no puede separarse de cada caso debido, aunque indudablemente sea distinto lo que formalmente significa deber y lo que materialmente constituyen en concreto nuestros deberes, lo cual ha de ser determinado en relación al ser específico, al ser individual y circunstanciado de cada persona.[4]


[1] Diccionario de la Real Academia española
[2] Jeremías Bentham (jurista) -1748-1832) en su obra Science de la Morale (París 1832).
[3] Prof.
José María Barrio Maestre: Analogías y diferencias entre Ética, Deontología y Bioética
[4] Millán-Puelles (1996).