viernes, 11 de enero de 2008

APRENDIENDO A QUERER LA MATEMÁTICA

¿De qué dependerá el hecho de que un estudiante que ingresa a la escuela o a una universidad llegue a encontrar el gusto, interés y fascinación por el quehacer propio de las matemáticas y en otro caso se convierta en indiferencia?

Seguro que hay muchas respuestas y sería interesante compartirlas con los demás para crear un espacio necesario de reflexión y así aumentar el número de las personas beneficiadas por el cultivo de esta ciencia, como es la Matemática. Esta es tan importante, para resolver problemas de la vida cotidiana, de otras ramas del conocimiento, para el desarrollo de las habilidades del pensamiento, por la relación que tiene con otras disciplinas mediante la modelación matemática, así como el cultivo del conocimiento, a través de la investigación en la ciencia y su aplicabilidad en la tecnología.

Al referirme al término querer, quiero hacer mención, en ella, de la capacidad de conocer que despierta, en nosotros, aquello que nos inquieta y capta profundamente nuestro interés; con la consecuente actitud madura de aceptación, valoración y promoción de la misma, en este caso de la Matemática.

Esto sucede con quienes, de una u otra forma, nos relacionamos con la Matemática, ya sea como matemáticos puros, profesores de matemática, ingenieros ... o también estudiantes. Sabemos por experiencia que la Matemática resulta fascinante y atractiva; entre otros, por los retos que nos plantea para el desarrollo de las habilidades del pensamiento, o también porque permite el desarrollo de variadas características de la autoestima y autoconcepto. O como manifiesta Chevallard, Bosch y Gascón ( 1997) , hay una buena razón para aprender matemáticas porque en la vida social, uno se puede ver conducido, e incluso obligado, a hacer de matemático para alguien. Lo saben muy bien los padres que nunca fueron a la universidad y que , cuando sus hijos son pequeños, se ven obligados a hacer de matemáticos, de gramáticos, de historiadores, etc. para ellos. Es a veces doloroso que, por falta de instrucción, no podamos ser lo que lo demás – a veces aquellos que nos importan mas - esperan que seamos de ellos.

Todas estas debieran constituirse, para quienes apreciamos verdaderamente la Matemática, en razones para difundirla, compartirla… haciendo que otros la quieran y se interesen por ella.

Esto constituye una necesidad ante quienes lejos de sentirse atraídos por ella, muestran la indiferencia propia de quienes no la conocen; o expresan variadas actitudes negativas o de rechazo, como fastidio, miedo, temor, ansiedad y hasta fobia; que según investigaciones éstos constituyen la mayoría. Quizá por eso los estudiantes de nuestro país, al ser evaluados en esta área arrojen resultados negativos, que nos ubican entre los últimos de nuestro continente.

Ante esto, podríamos tomar la postura de quien no se siente responsable y se limita a “cumplir con enseñar y culpar a los otros” que no supieron poner las bases para un buen trabajo. Y así, para los del nivel superior, son culpables los del nivel básico; en ella, los de grados superiores de secundaria culpan a los de grados inferiores y éstos, a su vez, a los de educación primaria; quienes muchas veces asumen que estos niños y niñas “no tienen capacidad para los números”. Entonces, están condenados para el fracaso y serán quienes odien las matemáticas.

Pero, quienes tratamos de asumir con verdadera vocación la función docente en el área de Matemática, tanto del nivel universitario y no universitario, no nos podemos eximir de la parte de responsabilidad que nos corresponde, al no conseguir que nuestros estudiantes se interesen por la Matemática, la valoren y se sientan atraídos a ella; o al menos, logren los aprendizajes básicos que le permitan desenvolverse con éxito en su vida profesional.
Por ello, estas reflexiones deben llevarnos a orientar el trabajo en el área de Matemática, pues independientemente del problema que tenga el estudiante, Usted siempre puede darle un consejo concreto, mucho más específico que sólo decirle trabaje más, estudie más o practique más. Esto es posible gracias a las estrategias y técnicas específicas para las asignaturas de matemática. Y para quienes queremos la matemática y desde este querer, buscamos que otros la quieran; esta es una invitación a asumir el reto de ser maestros diferentes, con una visión integral del estudiante y del proceso de aprendizaje.

Prof. David Gonzáles López
Prof. adscrito al Dpto. de Ciencias Exactas