miércoles, 2 de julio de 2008

EL RESPETO COMO MUESTRA DE MORAL AUTÓNOMA



Víctor Hugo Huertas Esteves.
Docente adscrito al Departamento de Ciencias de la Educación.
Con frecuencia uno puede ver por las calles como la gente arroja papeles ensuciando jardines y veredas, otros toman como suyo lo ajeno, escuchan música a todo volumen e incluso en horarios inapropiados alterando la tranquilidad de sus vecinos. Actitudes como estas demuestran la total falta de respeto de una persona hacia otra. ¿Por qué razones hay esta falta de consideración a los derechos de los demás?.

En principio el respeto es una muestra de consideración hacia otra persona, atendiendo a que esta tiene iguales derechos de vivir en un ambiente adecuado, como cualquier ser humano, pero para llegar a este grado de conciencia transcurre procesos que se van ajustando a la edad y a la experiencia: es el transcurso de la moral heterónoma a la moral autónoma.

Cuando hacemos caso de la regla impuesta por el adulto, pensando en que su incumplimiento es castigado por el simple hecho de trasgredirla, estamos actuando con una moral heterónoma. Un ejemplo es el de un niño que ve mal que el padre vaya a excesiva velocidad, aunque sea esta una emergencia, o el ejemplo donde el niño considera que la sanción debe ser mayor para aquel que rompió toda una vajilla de casualidad y menor para aquel que rompió un vaso a propósito; todas estas acciones que detallamos trascurre entre los cinco y diez años de edad promedio, Piaget lo considera como estadio de respeto unilateral, donde la conducta es evaluada por su trascendencia o consecuencia física, mas no por los motivos.

Por el contrario, a partir de los doce años en promedio, transcurrimos hacia el logro de una moral autónoma, dando muestra que somos personas que actuamos socialmente de acuerdo a las normas, ya no por la sola existencia de las mismas, sino por que evaluando su cumplimiento se entiende que el beneficio es comunitario; es decir estamos en un estadio, donde logramos comprender que respetar a las personas es necesario, no por temor a la sanción de no hacerlo, si no por que el respeto es intrínseco a la dignidad de la personas, considerando sus habilidades y características que lo hacen diferente de otras.

Para lograr el desarrollo de la heteronomía moral a la autonomía juega un rol importante las actividades de grupo, donde las necesidades son comunicadas y luego las decisiones son tomadas; donde inicialmente había un apego a la regla por temor al castigo, ahora se asume que estas son necesarias por que nos permiten participar en las actividades sociales. Se incrementa el sentir de que todas las personas son iguales, comprendiendo que los compañeros piensan de forma muy similar a como nosotros lo hacemos. Como manifiesta Hersh (1998) “la conducta de los niños se hace racionalmente guiada por las reglas a medida que se entienden mejor los conceptos sociales en que estas operan”; por ejemplo, robar es malo por que se castiga, si no que es malo por si mismo: la regla se ha logrado interiorizar; pues estamos hablando del estadio moral.

El paso de la moral heterónoma a la autónoma no es automático, de serlo, todas las personas adultas actuarían socialmente con respeto a los demás, igualmente lo harían al interior de la familia; pero vemos que esto no sucede. Considerando los ejemplos iniciales, algunas personas adultas actúan con una moral heterónoma correspondiente a edades menores, al extremo que se deben colocar anuncios de sanciones económicas por botar la basura en lugares inadecuados: se actúa por temor a la sanción y no por considerar que arrojar basura en un lugar inadecuado, perjudica la salud de todos. El estadio de esta moral heterónoma, según la clasificación de Kohlberg, corresponde al nivel Preconvencional del juicio moral, debido a que no hay un reconocimiento al interés de las otras personas, es una actitud egocéntrica. Ejemplo de esta situación es la persona que pone música con alto volumen al interior de su casa, piensa que este placer es compartido por todos sus vecinos.

Por lo tanto la actuación del ser humano dentro de la sociedad debe ser guiado por una moral de cooperación, donde exista la empatía, considerar que las opiniones de los otros tienen el mismo valor, que no podemos trastocar una situación y arreglarla solo a nuestra conveniencia, en estas circunstancias nuestro diario desempeño debe buscar la autonomía moral, ser concientes de nuestro desempeño y como este afecta o beneficia a quienes nos rodean, el sentirnos bien por lo que hacemos, independiente de la sanción exterior.