martes, 3 de noviembre de 2009

“UN SER HUMANO CON DERECHO A LA VIDA Y PROTECCIÓN”


Por: Mirtha Flor Cervera Vallejos
Subdirectora Departamento de Ciencias de la salud

Cuando nos referimos a la defensa de la vida, de su inviolabilidad, más aun en caso de un inocente y débil que no puede defenderse, nos situamos frente a un absoluto ético que no admite excepciones. Los conflictos de derechos nunca se pueden resolver con injusticias. No es lícito por tanto conseguir justicia para uno con una injusticia para otro, pues no sólo se hace daño al otro sino que también se deteriora uno mismo en cuanto que dejo de ser justo. Los casos límites deben resolverse en mayor o menor medida a través de acciones licitas.

Por tanto, para evitar el aborto empleando el argumento que la madre tiene derecho sobre el hijo, es necesario hacer hincapié una y otra vez, sin cansancio, de que se trata de la vida de un inocente. Hay personas que piensan que lo concebido no es un ser humano, “porque no tiene conciencia, solo son grupos de células, brote biológico”; explicaciones no argumentadas científicamente, pero con existencia de un arraigado sentimentalismo de incitar a la madre a tener derecho en la disponibilidad de hacer con su cuerpo lo que ella desea , sin embargo, desconoce que una vez unido el óvulo con el espermatozoide, surge un nuevo ser humano distinto de ella, de todos los que han existido, existen y existirán

A partir de este momento trascendental se inicia un proceso vital esencialmente nuevo y diferente a los del espermatozoide y del óvulo, que tiene ya esperanza de vida en plenitud. Desde ese primer instante, la vida del nuevo ser merece respeto y protección, porque el desarrollo humano es un continuo en el que no hay saltos cualitativos[1], sino, la progresiva realización de ese destino personal. En este sentido, todo intento de distinguir entre el no nacido y el nacido en relación con su condición humana carece de fundamento.

Las leyes permisivas publicitadas como conquistas de países desarrollados y todo tipo de razones a favor del aborto, hace necesario que nos decidamos a arremeter en una explicación sencilla o profunda –según los casos- para que se comprenda que lo engendrado es un ser humano, desde el instante mismo de la concepción, inocente y débil al que no tienen derecho de privarle la vida. Se debe tomar conciencia de una nueva cultura de vida donde se valore al ser humano desde el mismo instante de su concepción. [2]

Por otra parte, se requiere apoyar a las mujeres a asimilar la novedad del hijo en su proyecto de vida; cuando en la unión conyugal las ideas están claras y las relaciones sexuales están abiertas a la vida, el hijo es deseado y esperado con ilusión, pero esta actitud no está exenta de cierta ansiedad por el significado mismo del hecho y por temores de tipo eugenésico.

Como puede suceder con las madres cuando el hijo es no esperado, sobre todo, por la edad de la gestante, surgiendo el intenso temor sobre la salud futura del hijo, se unen a ello, la deshabituación en el cuidado y el desconcierto por el desarreglo de todo el programa de vida rediseñado pues ya no se contaba con esta nueva situación.

Igualmente, puede suceder con la vivencia de una sexualidad precoz en el caso de la gente joven, quienes no cuentan con un mínimo de educación por parte de los padres sobre la verdadera sexualidad. En todos los casos, hay que dar apoyo, hablar con la verdad, optar la vida, y preguntarnos ¿ yo en la situación que estoy , con el trabajo y los recursos que poseo qué hago para difundir una cultura que defienda y proteja la vida?


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1 Ellio Sgreccia: “ Manual de Bioética. 2009”
2 Gloría María Thomas Garrido. Manual de Bioética .2006