lunes, 31 de marzo de 2008

REBROTE INFLACIONARIO







Por: Jesús Castillo More

Profesor adscrito al Dpto. Académico de Cs. Empresariales.

La inflación es un alza continua y permanente en el nivel general promedio de precios.
Es continua porque persiste y es permanente porque una vez que los precios suben ya no bajan.
Los precios de los bienes y servicios suben o bajan como consecuencia de las presiones de oferta y demanda, a través de las cuales los agentes económicos, productores y consumidores toman decisiones.

El hecho que los precios relativos de los bienes y servicios estén en constante movimiento para reflejar las preferencias de los consumidores y los costos de producción, no implica que el nivel general de precios promedio tenga que aumentar, porque mientras unos precios suben otros bajan.
El nivel general de precios depende de la cantidad total de dinero en el país y de la velocidad de circulación de éste. Una moneda de un sol que es utilizada durante un período de tiempo diez veces, tiene el mismo impacto que un billete de diez soles que es utilizado durante ese tiempo una sola vez.
Cada bien y servicio tiene un peso diferente en la canasta del consumidor. No es lo mismo que se duplique el precio de la sal a que se duplique el precio del kilo de pollo.

Para un cálculo preciso de la inflación, tendríamos que elaborar un índice que tome en cuenta el total de bienes y servicios comprados y el porcentaje de presupuesto total de gasto que absorbe cada rubro. Como eso no es posible, el INEI trabaja con una canasta representativa de bienes y servicios.
Hay bienes y servicios que sufren cambios sustanciales debido a circunstancias climáticas o coyunturales, que pueden dar una falsa sensación de inflación por la que se prefiere trabajar con el concepto de inflación subyacente, que deja de lado a estos cambios coyunturales. Aún así hay algunos problemas técnicos relacionados con las diferencias en calidad de los bienes a través del tiempo y los cambios en las preferencias de los consumidores, además de la aparición de nuevos bienes y servicios y desaparición de otros.

El precio mundial del petróleo, del trigo y del maíz se ha multiplicado y por lógica afectan drásticamente los precios internos de los combustibles, del pan y del pollo, elementos básicos de la canasta familiar. Para evitar esto, las autoridades crean un fondo de estabilización; el problema es que con esto se insensibiliza a la demanda por estos bienes, en el sentido que los consumidores no ven la necesidad de reducir su consumo o sustituirlos por otros, con lo que aparece un desfinanciamiento que se incrementa con el tiempo, ante estos precios estabilizados artificialmente.La inflación es a largo plazo un fenómeno estrictamente monetario.

Si la cantidad de dinero se incrementa por encima de lo que la gente necesita para realizar sus transacciones, para precaver la incertidumbre y para especular en el mercado de valores, tarde o temprano tendremos inflación debido a que la gente se deshace de su exceso de dinero gastándolo, con lo que se presiona la demanda general por bienes y servicios y por lo tanto los precios suben.

En los últimos años, los Bancos Centrales de varios países de América Latina, incluido el Perú, muestran tasas de emisión anual de dinero muy por encima de las tasas de inflación registradas, que ha sido controlada mediante políticas de esterilización de ese exceso de dinero mediante venta de certificados de depósito en la mesa de negociación, que es una política de corto plazo orientada a reducir la velocidad de circulación del dinero haciendo que la gente mantenga consigo el dinero en vez de gastarlo.

Cuando el Banco Central compra dólares, emite soles que se ve en la necesidad de esterilizar, dándose la paradoja que mientras el precio del dólar está cayendo, con lo que el abastecimiento desde el exterior mediante importaciones es más barato, hay más soles en manos del público que presiona la demanda agregada en mayor proporción que el aumento en la oferta agregada de bienes y servicios.
Para aumentar la oferta agregada, el Ministerio de Economía y Finanzas reduce las tasas arancelarias, que sumadas a la caída del tipo de cambio deberían aliviar las presiones inflacionarias, las que quedan ahora al libre albedrío especulativo de los importadores y abastecedores nacionales.

En general, la prosperidad del país se traduce en un aumento sostenido en la demanda interna de bienes y servicios que debe ser compensado con un correspondiente aumento en la oferta agregada, además de una supervisión y regulación adecuada de los mecanismos de distribución y comercialización.