Por: Alejandro Vera Lázaro
Profesor Adscrito a la Facultad de Ingeniería
Profesor Adscrito a la Facultad de Ingeniería
Todo lo que tiene masa y elasticidad necesariamente vibra, decía mi profesor de postgrado en el curso de vibraciones mecánicas. Si bien es cierto se denomina vibración a cualquier perturbación que se genera en un cuerpo debido a un agente externo que generalmente es una fuerza constante o variable, responsable del fenómeno, el cual tiene una amplitud y una frecuencia de oscilación.
Las vibraciones están ligadas a casi todo lo que nos rodea, por ejemplo: los instrumentos musicales, la voz humana, los vehículos, aviones, barcos, etc., el cuerpo humano no es ajeno a ello.
Las vibraciones mecánicas son producidas por procesos o herramientas que funcionan con motores, estas penetran en el cuerpo humano por los dedos o las palmas de las manos. La exposición excesiva a las manos puede causar trastornos en los vasos sanguíneos, sistema nervioso, músculos huesos y articulaciones de las extremidades superiores. Se calcula que del 1,7 al 3,6 % de los trabajadores de los países europeos y de EEUU están expuestos a vibraciones trasmitidas a las manos potencialmente peligrosas (AISSA Sección Internacional de Investigación 1989).
La expresión síndrome de vibraciones mano-brazo (HAV) se utiliza comúnmente en referencia a los síndromes asociados con exposición a vibraciones trasmitidas a las manos, por ejemplo:
· Trastornos vasculares.
· Trastornos neurológicos periféricos.
· Trastornos de los huesos y articulaciones.
· Trastornos musculares.
· Otros trastornos (todo el cuerpo, sistema nervioso central).
Actividades tales como la conducción de motocicletas o el uso de herramientas vibrantes domésticas pueden exponer las manos esporádicamente a vibraciones de gran amplitud, pero solo largas exposiciones diarias pueden provocar problemas de salud (Griffin 1990)
La relación entre exposición a vibraciones transmitidas a las manos de origen profesional y efectos adversos para la salud dista de ser sencilla, por ejemplo:
· Conducción de tractores.
· Vehículos de combate blindados y otros similares.
· Otros vehículos todo terreno.
· Maquinaria de movimiento de tierras: cargadoras, excavadoras, bulldozers.
· Moto niveladora, cucharas de arrastre, volquetes, rodillos compactadores.
· Máquinas forestales.
· Maquinaria de minas y canteras.
· Carretillas elevadoras.
· Conducción de algunos camiones (articulados y no articulados).
· Conducción de algunos autobuses y tranvías.
· Vuelo en algunos helicópteros y aeronaves de alas rígidas.
· Algunos trabajadores que utilizan maquinaria de fabricación de hormigón.
· Algunos conductores ferroviarios.
· Uso de algunas embarcaciones de alta velocidad.
· Conducción de algunos ciclomotores.
· Conducción de algunos turismos y furgonetas.
· Algunas actividades deportivas.
· Algunos otros tipos de maquinaria industrial.
El malestar causado por la aceleración de la vibración depende de la frecuencia de vibración, la dirección de la vibración, el punto de contacto con el cuerpo y la dirección de la exposición a la vibración. No existen límites prácticos en cuanto al malestar causado por las vibraciones. El malestar tolerable varía de unos ambientes a otros.
Las vibraciones pueden deteriorar la adquisición de información por los ojos o también la salida de información mediante movimientos de las manos o los pies o los procesos centrales complejos que relacionan la entrada con la salida, me refiero al aprendizaje, memoria, toma de decisiones, etc.
En lo posible hay que evitar estar en contacto por mucho tiempo con máquinas que generen este tipo de fenómeno, pues podemos ser una de las tantas personas a las cuales pueden afectar este problema aunque las vibraciones son muchas veces necesarias para simular sus efectos y mejorar la vida de las personas, tema al cual no me avocaré en este artículo.