Por: Eda Sánchez Oliva
Profesora adscrita a Dpto. Ciencias de la Educación.
Durante las últimas décadas se han venido extendiendo algunas tendencias innovadoras en el proceso de enseñanza aprendizaje de las ciencias naturales, básicamente aquellas relacionadas con las prácticas en laboratorio que son las bases de los procesos de aprendizaje y el desarrollo de habilidades para la investigación.
Kant (1997) señala que “el laboratorio comprende el lugar de trabajo, en la enseñanza y en la investigación, en donde se realizan, experimentos y descubrimientos sobre algún fenómeno o cambio, biológico o físico-químico”. Refiere también que el trabajo experimental desarrolla en el estudiante su capacidad de observación, análisis, discriminación, clasificación, síntesis, estructuración de informes, así como cada experiencia le genera curiosidad, perseverancia y creatividad. Todos estos aspectos conllevan al desarrollo de habilidades y actitudes para la investigación que en conjunto optimizan los aprendizajes y promueven a los niños y jóvenes aprender a investigar investigando.
Iribe (2003) también sostiene que el trabajo de laboratorio es una herramienta fundamental para el desarrollo de habilidades en el proceso de investigación científica. Del mismo modo indica que “los experimentos científicos significan conocimiento y diversión parta todos. Es decir, sin perder el entusiasmo y entretenimiento al realizarlos.”
Travé, Pozuelos y Cañal (2006) en su artículo “¿Cómo enseñar investigando?, señala que la enseñanza basada en la investigación puede permitir la superación de los enfoques tradicionales y aproximar progresivamente la práctica docente a las demandas educativas actuales.
Asimismo, para llevar a cabo este objetivo central como es la investigación desde el laboratorio deben darse las condiciones adecuadas tanto de infraestructura, materiales y laborales, así como la capacitación de laboratoristas y, sobre todo, una nueva actitud de los profesores que le permita ubicar al laboratorio como un instrumento primordial para la enseñanza y la investigación. Esta nueva actitud implica, también, la búsqueda de nuevos métodos de trabajo, considerar siempre las normas que se establecen en el Reglamento Interno del trabajo en el laboratorio; se debe tener en cuenta que lo que se aprende en el laboratorio no difiera de los problemas y aprendizaje que se producen en la vida cotidiana.
En síntesis, las prácticas en laboratorio es una estrategia que motiva a investigar porque promueve a través de los experimentos el desarrollo de habilidades y actitudes para la investigación. Asimismo debemos contar con un ambiente agradable y un entusiasmo e interés permanente centrando nuestro quehacer investigativo en la consigna: “ciencia, paciencia y conciencia”. Se debe cultivamos en los niños el espíritu investigador para que en lo sucesivo de su formación tengan a la investigación como un hábito para generar la solución a los problemas cotidianos y aquellos que se derivan de la ciencia.