Por: Martin Cabrejos Fernández
Profesor adscrito al Dpto Académico de CC de la Educación
Flor de María Pachas en su narración “El perro de la luna” nos dice: “Desde tiempos lejanos, cuando el desierto cubría intensamente toda la tierra y la lluvia ausentaba su presencia para la estación venidera, aparecía por encanto de magia el perro biringo…”
Al perro peruano se le llama también “Biringo”, “Calato”, “Lampiño”, “Chino”, “Tai tai”, “Pila”, “Pelón” o “Yagua”. Es la única raza canina oriunda de nuestro país y su presencia se remonta a 300 años a.c; en que Algunas culturas pre incas lo inmortalizaron en sus manifestaciones culturales.
Es un animal de ojos medianos negros o castaños. Hocico largo y nariz con pilosidades. Orejas anchas en la base y angostas en la punta. Cuello musculoso, flexible y largo; en algunos manchado. Cola corta con punta cubierta de pelos. Patas con músculos elásticos. Su piel puede ser negra, negro azulada y marrón.
Iván Reyna Ramos nos dice en “El perro sin pelo del Perú” que el animal carece de pelos debido a que el folículo piloso no se desarrolla como en cualquier otra raza canina, otorgándole una inconfundible y particular característica. Hace referencia al doctor Pedro Weiss, fundador de la Universidad Cayetano Heredia y estudioso de canes, quien sostiene que el perro sin pelo peruano no es una raza zoológica sino una variedad teratológica; es decir, un ser "mutante", y que la falta de pelo se denomina Síndrome de Hipoplasia Ectotérmica, que significa "totalmente calvo".
En los restos encontrados en el complejo arqueológico de Túcume, sede de tres culturas (Lambayeque, Chimú e Inca) se han distinguido tres variedades de perro peruano sin pelo. Fue un animal doméstico y uno de los principales recursos de carne para la dieta de los antiguos lambayecanos.
Fue un animal de primer orden para los principales del antiguo Perú. Cuando en 1987 se descubrió la “Tumba del Señor de Sipán” (Cultura Mochica) se pudo ver que, además de sus concubinas y sirvientes, se encontraban los restos de su biringo.
María Reiche, célebre estudiosa de la tradición Nazca, pensó que una de las majestuosas líneas de las pampas de Nazca correspondían a un perro peruano son pelo. Tal afirmación la hizo en “Contribuciones a la geometría y astronomía en el antiguo Perú”.
Durante el incanato este animal participaba de las ceremonias en honor de la divinidad lunar y en casos excepcionales era sacrificado. Los perros sin pelo de color negro fueron considerados como “Guías de las almas” en su viaje al más allá.
Los españoles llevaron a Europa varios ejemplares como “Curiosidades”. Un manuscrito original, conservado en Madrid, contiene anotaciones de Francisco de Hernández donde cuenta que "En la Nueva Galicia existe una casta de perros sin pelo, de cuero liso pintado, de forma de perdigueros, aunque son algo mayores y tienen el modo de ladrar distinto a los demás, de los cuales el príncipe Carlos nuestro señor tiene uno".
Para que esta raza sea aceptada como autóctona del Perú, el Ing. Ermanno Maniero junto a Enrique Ureña y Hugo Quevedo, miembros del Kennel Club Peruano, se presentaron ante la Asamblea General de la Federación Cinológica Internacional. El Ing. Maniero realizó una extraordinaria defensa sobre el "perro sin pelo del Perú", iniciando un largo y reñido debate hasta que el 12 de junio de 1985, en Ámsterdam (Holanda) fue registrada con el número 310 en la nomenclatura de razas correspondiente al Grupo V de la FCI, en la sección de perros primitivos; y el 30 de mayo de 1994 fue aprobado el estándar con el nombre oficial de "Perro sin pelo del Perú".
El perro peruano es “Un ejemplar elegante, esbelto, veloz, despierto, atento y celoso guardián; de carácter noble y afectuoso con sus amos; reservados con las personas extrañas de la casa; su dentadura casi siempre es incompleta; y su sentido auditivo está muy desarrollado. Es un perro muy veloz que llega alcanzar los 60 km por hora y puede llegar a saltar más de 2 metros de altura”.