Por: Iris Benel Alarcón
Profesora adscrita al Departamento de Ciencias de la Salud
El crecimiento y desarrollo inadecuados podrían acentuarse con el transcurrir de los meses si no son diagnosticados oportunamente.
Los problemas en el crecimiento y desarrollo pueden ser detectados en los niños, si se cumple con llevarlos a 8 controles en el primer año de vida. Los niños menores de dos años pueden estar expuestos a sufrir problemas de desnutrición, acompañada del riesgo a desarrollar anemia y enfermar de cuadros comunes como la diarrea y afecciones respiratorias.
La desnutrición puede pasar desapercibida si es que no se controla el peso y la talla de manera periódica. En el primer trimestre de vida un niño debe ganar peso en promedio de 600 a 900 gramos por mes, mientras que en el segundo trimestre el incremento debe ser de 500 a 700 gramos. En cuanto al incremento de la talla, este debe ser de 0.75 a un centímetro por semana en el primer trimestre, de 0.5 a 0.75 para el segundo trimestre y de 0.2 a 0.5 centímetros semanales para el tercer trimestre hasta el año de edad.
Un adecuado control de crecimiento y desarrollo, una alimentación balanceada dirigida de acuerdo a cada realidad familiar, así como, un entorno afectuoso y social propicio, intervendrán para que la herencia genética siendo un factor influyente, no sea un determinante del peso y talla en la curva de crecimiento del niño.
Es importante considerar los problemas actuales por déficit de nutrientes específicos vigentes en la actualidad: la anemia ligada a la ingesta de hierro, y la baja talla por déficit de zinc, y mejorar el aporte de calcio para asegurar una buena masa ósea. Indudablemente se requiere más investigación sobre los posibles efectos adversos del mayor consumo de alimentos procesados, grasas hidrogenadas, los cambios en el patrón de alimentación, los efectos de los aditivos de uso intencional como los colorantes, edulcorantes y los de uso no intencionales como los residuos de pesticidas, herbicidas y residuos de antibióticos en los niños. La presencia de metales pesados, como plomo y el cadmio, el arsénico, como parte de la contaminación industrial, también requieren mayores estudios. Los aportes excesivos de calcio, hierro, zinc, vitamina D u otros nutrientes esenciales en productos alimentarios fortificados o en fármacos pueden causar trastornos importantes en la salud de los más pequeños.
Es así como los niños que están en mayor riesgo de sufrir desnutrición son todos los niños menores de dos años de edad, sobre todo los menores de seis meses que reciben lactancia artificial y/o mixta, y aquellos que no acuden a los controles de crecimiento y desarrollo, pues no reciben la asesoría adecuada en aspectos nutricionales. Por ello, los aportes y consejería dados por enfermeras y estudiantes de enfermería a la madre o cuidadora desde el CIS de la USAT, es un servicio vital cuya finalidad es mejorar la calidad de vida del niño, de tal forma que tengamos niños, felices capaces de evocar su interacción, conocer sus destrezas y percibir sus expresiones de placer e interés. También nos tocará ejercer el liderazgo de enfrentar la promoción de estilos de vida saludables, una alimentación sana que prevenga las enfermedades crónicas asociadas con la dieta y conduzca a un envejecimiento saludable.