Por: Rebeca Karina Aparicio AldanaProfesora Adscrita al Departamento de Ciencias Jurídicas
Actualmente la mayoría de los peruanos hemos satanizado los medios de comunicación social considerándolos como prototipos de transmisión de conductas poco educativas, groseras y chabacanería vulgar; todo esto porque la mayoría de ellos han sido mal utilizados primando una cultura individualista que busca más el provecho económico de los editores, publicistas y empresarios, de los agentes económicos o políticos, que la difusión eficiente de valores morales, y educación personal y social para el desarrollo.
Sin embargo, los medios de comunicación bien utilizados, son instrumentos de expresión de la cultura de una nación y de su historia, que deben buscar recalcar la dignidad del hombre, teniendo siempre en cuenta las exigencias que impone la ética y la moral, por lo que deben constituirse en medios para la construcción de una vida más humana.
El mundo moderno es el mundo de las comunicaciones (que se constituye como el principal instrumento informativo y formativo de orientación e inspiración para los hombres, las familias y los grupos sociales) y por lo tanto este debe ser el medio para unificar a la humanidad.
Por su carácter masivo, los medios de comunicación deben ejercer una función educativa, debiendo ser utilizados para lograr la tan ansiada unidad de culturas y de pensamientos basados en el hecho de que todos los hombres reconocemos que en nosotros existe una misma naturaleza o esencia común, y en virtud de la misma una alteza ser, una dignidad personal que se constituye en el origen del respeto entre los seres humanos.
Los medios de comunicación social deben pues asumir el compromiso de cumplir de manera cabal con su función educadora incluyendo espacios que hagan llegar a miles de personas los verdaderos valores morales que identifican a los hombres.
El enorme valor de los medios de comunicación social radica en su posibilidad de irradiar en nuestras conciencias el reconocimiento de una identidad pluricultural con una naturaleza común, lo que es fundamental para la eficacia del proyecto de unión entre las naciones, con profundo respeto de nuestras diferencias y la exaltación de nuestras semejanzas.
Es por esto que, tal como lo afirma el Papa Benedicto XVI “los medios de comunicación social en su conjunto no solamente son medios para la difusión de las ideas, sino que también pueden y deben ser instrumentos al servicio de un mundo más justo y solidario”[1] .
Por este motivo los medios de comunicación social constituyen el arma precisa para alcanzar la paz entre los pueblos en tanto que son los artífices cualificados y eficientes de diálogo, pudiendo contribuir en la formación de una mentalidad nueva que acepte sin ambigüedad las verdaderas prioridades del hombre como lo son Dios, la persona, el matrimonio, la familia y el bien común.
Sin embargo, los medios de comunicación bien utilizados, son instrumentos de expresión de la cultura de una nación y de su historia, que deben buscar recalcar la dignidad del hombre, teniendo siempre en cuenta las exigencias que impone la ética y la moral, por lo que deben constituirse en medios para la construcción de una vida más humana.
El mundo moderno es el mundo de las comunicaciones (que se constituye como el principal instrumento informativo y formativo de orientación e inspiración para los hombres, las familias y los grupos sociales) y por lo tanto este debe ser el medio para unificar a la humanidad.
Por su carácter masivo, los medios de comunicación deben ejercer una función educativa, debiendo ser utilizados para lograr la tan ansiada unidad de culturas y de pensamientos basados en el hecho de que todos los hombres reconocemos que en nosotros existe una misma naturaleza o esencia común, y en virtud de la misma una alteza ser, una dignidad personal que se constituye en el origen del respeto entre los seres humanos.
Los medios de comunicación social deben pues asumir el compromiso de cumplir de manera cabal con su función educadora incluyendo espacios que hagan llegar a miles de personas los verdaderos valores morales que identifican a los hombres.
El enorme valor de los medios de comunicación social radica en su posibilidad de irradiar en nuestras conciencias el reconocimiento de una identidad pluricultural con una naturaleza común, lo que es fundamental para la eficacia del proyecto de unión entre las naciones, con profundo respeto de nuestras diferencias y la exaltación de nuestras semejanzas.
Es por esto que, tal como lo afirma el Papa Benedicto XVI “los medios de comunicación social en su conjunto no solamente son medios para la difusión de las ideas, sino que también pueden y deben ser instrumentos al servicio de un mundo más justo y solidario”[1] .
Por este motivo los medios de comunicación social constituyen el arma precisa para alcanzar la paz entre los pueblos en tanto que son los artífices cualificados y eficientes de diálogo, pudiendo contribuir en la formación de una mentalidad nueva que acepte sin ambigüedad las verdaderas prioridades del hombre como lo son Dios, la persona, el matrimonio, la familia y el bien común.
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[1]BENEDICTO XVI. XLII Jornadas Mundiales de las comunicaciones sociales: Los medios entre protagonismo y servicio medios. Busca la verdad para compartirla, PÁGINA OFICIAL DE LA SANTA SEDE, 2009 [Ubicado el 30.IX.2009]. Obtenido en http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/communications/documents/hf_ben-xvi_mes_20080124_42nd-world-communications-day_sp.html
