viernes, 11 de abril de 2008

SI SABEMOS CÓMO ENVEJECEMOS, PODREMOS MEJORAR NUESTRO ENVEJECIMIENTO.


Mgt. Francisca Constantino Facundo.
Profesora adscrita al departamento de Cs. de la Salud


El proceso de envejecimiento es inherente a la condición humana, aunque no siempre resulte fácil, asumirlo con naturalidad. No se puede evitar que cada día seamos más viejos que el anterior, ante esta realidad, puede posesionarse el miedo, la tristeza o la apatía ante la evidencia de los cambios morfodisiológicos del propio organismo interno y externo, dejando huella en uno mismo y en los seres queridos, al crear dependencia mal conceptualizada, factor que aclarare en el desarrollo del artículo.

Envejecimiento en nuestros días significa achaques, dolores, problemas, dependencia, soledad..., pero no siempre ha sido así, recordemos a nuestros antepasados, con una fuerza, vitalidad admirable, entonces, porque tiene que ser así ahora. ¿qué esta pasando?, ¿no nos damos cuenta de los problemas surgidos en esta etapa de la vida?, quizás los obviamos y se ve como algo lejano, ajeno a nosotros, no nos afecta, cuando lo cierto, es que, mañana estaremos viviendo la realidad en la que hoy se encuentran nuestros mayores.

Es importante señalar la existencia de muchas formas de envejecer: una de ella es de forma acelerada, con el objetivo de ganar "años a la vida" y con el riesgo de un alto grado de dependencia, o bien se puede envejecer a un ritmo normal, con la meta de dar "vida a los años" y con un bajo grado de dependencia que se centraría en la última etapa, este último es conocido como envejecimiento activo y numerosos estudios avalan sus resultados de menor dependencia tanto física como mental (menor deterioro cognitivo, afectivo y social).

Como podemos apreciar envejecimiento no es sinónimo de enfermedad, de dolor, de necesidad de ayuda de una o más personas, de demencia... Todo ello es sinónimo de un mal envejecimiento. Envejecer con salud, incluye tres componentes principales: baja probabilidad de padecer enfermedades o invalidez, elevada capacidad funcional física y cognitiva y mantenimiento de una vida activa en la sociedad pese a lo que en principio se puede pensar, no requiere una gran cantidad de dinero y está al alcance de todos.

Si sabemos cómo envejecemos, podremos mejorar nuestro envejecimiento, esto tiene que ver con los problemas de salud y sus consecuencias, fundamentalmente la dependencia. Por eso, el compromiso para ser ancianos activos, consiste en: adquirir una serie de hábitos de vida saludables (nutrición, ejercicio físico, mental y afectivo, abandono del consumo de alcohol, tabaco, exceso de café, plan de lecturas…etc.); seguir los controles médicos de salud recomendados y tener siempre el acompañamiento de la familia en haras de disfrutar de la paz y la acogida a que tienen tanto derecho, después que han gastado su vida en el servicio de la propia familia.

Podríamos decir finalmente “Ante la cabeza llena de canas, póngase en pie y honre la persona del anciano Porque lo primero que merece el de mucha edad es también mucho respeto” El anciano es un monumento del saber. Aunque en su vida no hubiera aprendido a leer, es un verdadero maestro por la experiencia que le dan los años: la sabiduría, y la prudencia.