viernes, 3 de abril de 2009

“EL PAPA, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA VERDAD SOBRE EL PROBLEMA DEL SIDA”


Por: Javier Espinoza Escobar
Decano de la Facultad de Derecho

Hace unos días, el Papa Benedicto XVI concluyó su viaje apostólico al continente africano. Tal como se puede extraer de las diversos discursos pronunciados por el Papa en Camerún y Angola, ha hecho un llamado a la paz y la reconciliación en un continente azotado por luchas fratricidas, un llamado a la justicia social y al cese de los abusos generados por lo que denominó el Neocolonialismo, ha exigido el respeto por la vida humana desde el momento de la concepción, ha engrandecido el papel de la mujer en la cultura africana y ha hecho un claro llamado a la solidaridad internacional aun en tiempos de crisis.

Pese a la trascendencia de la visita, la gran mayoría de medios de comunicación
occidentales, han centrado la noticia en criticar la “retrógrada” posición de la iglesia sobre el uso del preservativo y su relación con el combate del SIDA en África. De esta forma, tergiversando las palabras de Su Santidad vertidas en las Declaraciones a los periodistas presentes en el vuelo a Camerún[1], han acusado a la Iglesia de oponerse al “exitoso” combate del SIDA a través del uso del preservativo y de ofrecer soluciones idealistas y poco eficaces para el control de dicha epidemia.

Es evidente que la actuación de los medios de comunicación no constituye sino una manipulación de la verdad, un lamentable ataque al derecho a ser informados con la verdad que no es aceptable en quienes deben informar la noticia con veracidad e imparcialidad.

Y es que como el propio Benedicto XVI manifestó en la entrevista concedida a los periodistas que le acompañaban en el avión que lo llevaba a Camerún: “la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades” que ayudan incansablemente a los directamente afectados por la epidemia, a los enfermos del SIDA, de tal forma que acusar a la Iglesia de falta de cooperación en el combate del SIDA carece de todo sustento.

Pero es claro además que –por la misión encomendada- Su Santidad no puede dejar de pronunciarse sobre la verdad del problema del SIDA que no es otra que la verdad sobre la adecuación de la libertad del hombre a la ley moral. En ese sentido –como mencionaba a los periodistas- el problema del SIDA no se puede superar con eslóganes publicitarios ya que “no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos (el subrayado y negrita es nuestro)” sino que “existe el riesgo de aumentar el problema” en la medida en que detrás de dicha concepción no hay sino una errónea visión de la sexualidad humana y de la libertad. Es por eso que Su Santidad en la entrevista antes mencionada, manifestó también que “La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren”.

En otras palabras, quedó clara la verdad sobre el SIDA y quedó claro también que la Iglesia no favorece con su posición la propagación del SIDA; antes bien lo único que Su Santidad ha pretendido es que el hombre moderno reflexione sobre la verdadera causa del SIDA que no es sino la visión moderna, “progresista” de libertad y su disociación de toda ley moral de conducta y por tanto de todo concepto de deber y responsabilidad. En suma, lo que el Papa critica es que el combate contra el SIDA deje de lado el componente ético que está detrás de toda acción humana. Enfocado así el problema, ninguna política de lucha contra el SIDA tendrá el éxito que se busque.

Finalmente, en toda esta “polémica” desatada por culpa de los medios de comunicación, la paradoja que se presenta es que aquellos mismos que propugnan la libertad absoluta de actuación, la libertad para opinar, manifestarse, contradecir, informar parcialmente conforme a sus intereses o incluso mentir; esos que se consideran “paladines de la defensa de la libertad”, niegan a la Iglesia Católica y a sus principales representantes la libertad de expresar sus ideas, la libertad de manifestar la verdad y de difundirla. De esta forma se muestran como lo que realmente son: intolerantes contra todos aquellos que combaten las ideas “progresistas” de libertad que terminan –como está comprobado- por deshumanizar a la persona humana.


-----------------
[1] Se puede leer la transcripción completa de las palabras del Papa a los periodistas presentes en el vuelo a Camerún en la sección de documentos de la página web de ZENIT (www.zenit.org) del miércoles 18 de marzo de 2009.