martes, 7 de julio de 2009

“SOBREEXPOSICIÓN MEDIÁTICA”


Por: Milton Calopiña
Profesor Adscrito al Departamento de Humanidades


Curioso término éste de sobreexposición mediática, uno lo pone en el Google (guglear como dicen los gringos) y aparecen miles de referencias, pero muy pocas (por no decir ninguna), pueden ayudarnos a definirlo.

Ni siquiera el Diccionario de la Real Academia de la Lengua da una definición exacta, lo más cercano que encontramos es una de las acepciones de la palabra sobre: “puede indicar también intensificación del significado del nombre al que se antepone” y pone como ejemplos: Sobrealimentación, sobrehumano.

Así que siguiendo lo que dice el diccionario de la RAE, podríamos decir que la sobreexposición mediática, es la exposición exagerada o en demasía a los medios de comunicación. En términos prácticos, es cuando una persona, con o sin consentimiento, planificado o no, tiene una cobertura exagerada por parte de medios de comunicación como radio, televisión, prensa escrita y recientemente Internet.

Ejemplos de personajes sobrexpuestos tenemos al recientemente fallecido Michael Jackson y acá en el Perú, hay cientos de ejemplos en los mundos del deporte, del espectáculo y hasta en la política. En este último campo, estuvo –quizá a su pesar- muy sobrexpuesto el Dr. César Nakazaki al estar llevando casi en simultáneo dos juicios muy sonados.
Ahora, habría que preguntarse ¿es buena o es mala la sobreexposición?

Para contestar esta pregunta habría que recurrir a Aristóteles: la virtud es el justo medio entre dos vicios. En otras palabras: nunca es bueno exagerar.

Hay gente tan desesperada por aparecer en los medios que cree que cualquier prensa es buena prensa, pero no saben el gran error que cometen: la mala prensa (las noticias negativas que se difunden sobre nosotros), nos crea luego una imagen muy negativa en el público que muchas veces persigue al personaje hasta después de su muerte.

Incluso la buena prensa, cuando es exagerada también termina por volverse en nuestra contra: por muy buenas acciones que haga, por muy buenas causas sean las causas que uno se adhiera, si estas son demasiadas, al final el público empieza a dudar de la veracidad de las mismas y el personaje sobrexpuesto lejos de inspirar simpatía, termina cayendo antipático.

Claro, a veces hay circunstancias en las que es imposible evitar verse expuesto en varios medios, pero siempre debemos reflexionar, o en todo caso nuestro director de comunicaciones debe reflexionar y controlar la situación para que todo vuelva a la normalidad y no se exagere más de la cuenta una noticia o una aparición.

Hay casos, sobre todo en las organizaciones en las que se produce una sobrexposición parcial: hay directivos o personajes que aparecen mucho en los medios externos, pero al interior de la organización apenas sí les conoce. Esto puede traer consecuencias muy negativas para el interior de su empresa u organización.

En este caso los directores de comunicación tienen también el deber de advertir a su jefe el desbalance comunicacional y tomar acciones inmediatas de corrección, para que el público interno no considere que su directivo o directivos, no se interesan por los miembros de su propia organización.

En este siglo XXI, cuando las tecnologías de comunicación han alcanzado un alto grado de efectividad, hay que tener mucho cuidado: cantidad no es sinónimo de calidad y es una tarea muy importante para los comunicadores, gestionar bien la comunicación para llegar al justo medio virtuoso del que hablaba Aristóteles.