Por: Guillermo del Piélago G.
Director de la Escuela de Administración
Leía recientemente un artículo de una revista de investigación de una universidad europea que las mujeres ocupan actualmente el 55% de los principales cargos directivos de una muestra tomada en las principales empresas de los países de la Comunidad Europea, es decir, en este campo las mujeres vienen copando puestos que tradicionalmente habían estado dirigidos por varones.
Casi en paralelo leía en un periódico serio de cobertura nacional que, en los últimos años, en el Perú los primeros puestos de las carreras universitarias de las mejores universidades particulares y nacionales venían recayendo de forma mayoritaria en las mujeres; habiendo desplazado también en este campo a puestos que tradicionalmente eran conseguidos por los hombres.
También es conocido que, año a año, la población femenina en nuestras universidades peruanas viene en aumento (y prácticamente ya son mayoría) como es el caso de nuestra universidad.
Por otro lado leía las conclusiones de un estudio de segmentación por estilos de vida de las mujeres en el Perú desarrollado por el Dr. Rolando Arellano, en donde destaca que la típica mujer hogareña, la tradicional, la conservadora, la señora cuya profesión es “su casa”, muy típica y parecida a los que son y fueron nuestras queridas madres, era un segmento de mujeres, que año a año se venía reduciendo, y actualmente representaban sólo un 32% de las mujeres; la reducción de este segmento tiene un contrapeso con el incremento de los segmentos que trabajan fuera de casa; denominadas por Arellano como las “abnegadas”, las que trabajan fuera de casa y hacen las tareas operativas del hogar; y las “realizadas”, las que sólo trabajan fuera de casa y “dirigen” o “supervisan” las tareas operativas de la casa a cargo normalmente de una trabajadora del hogar.
Tanto las “realizadas”, como las “abnegadas” son segmentos que vienen en alza, ambas actualmente representan el 20% y el 17% respectivamente del total de mujeres; otro segmento que completa la clasificación de las mujeres en el Perú, son las denominadas “aspiracionales” que por circunstancias de la vida están “atrapadas” en su hogar pero en cuanto puedan intentarán salir de casa para estudiar algo, fuera de visitar algún gimnasio, amiga o spa.
Si cruzamos todos estos hechos podemos inferir que en el Perú, al igual que lo que viene sucediendo en Europa y los países desarrollados; la mujer profesional irá tomando un rol cada vez más protagónico en la sociedad actual y una alta responsabilidad en el desarrollo socio económico de su ámbito de influencia; esto definitivamente tendrá muchas implicancias en la composición familiar y en la formación de sus hijos, que son aspectos que comentaremos en próximos artículos; pero en todo caso es momento de analizar y reflexionar sobre este nuevo contexto y entorno que se avecina, tanto para el país, como para la empresa y para el hogar.
El I Congreso Internacional de la familia que viene organizando la USAT será un buen marco para comentar y tratar sobre éste y otros temas de interés que repercuten en el contexto familiar.
Casi en paralelo leía en un periódico serio de cobertura nacional que, en los últimos años, en el Perú los primeros puestos de las carreras universitarias de las mejores universidades particulares y nacionales venían recayendo de forma mayoritaria en las mujeres; habiendo desplazado también en este campo a puestos que tradicionalmente eran conseguidos por los hombres.
También es conocido que, año a año, la población femenina en nuestras universidades peruanas viene en aumento (y prácticamente ya son mayoría) como es el caso de nuestra universidad.
Por otro lado leía las conclusiones de un estudio de segmentación por estilos de vida de las mujeres en el Perú desarrollado por el Dr. Rolando Arellano, en donde destaca que la típica mujer hogareña, la tradicional, la conservadora, la señora cuya profesión es “su casa”, muy típica y parecida a los que son y fueron nuestras queridas madres, era un segmento de mujeres, que año a año se venía reduciendo, y actualmente representaban sólo un 32% de las mujeres; la reducción de este segmento tiene un contrapeso con el incremento de los segmentos que trabajan fuera de casa; denominadas por Arellano como las “abnegadas”, las que trabajan fuera de casa y hacen las tareas operativas del hogar; y las “realizadas”, las que sólo trabajan fuera de casa y “dirigen” o “supervisan” las tareas operativas de la casa a cargo normalmente de una trabajadora del hogar.
Tanto las “realizadas”, como las “abnegadas” son segmentos que vienen en alza, ambas actualmente representan el 20% y el 17% respectivamente del total de mujeres; otro segmento que completa la clasificación de las mujeres en el Perú, son las denominadas “aspiracionales” que por circunstancias de la vida están “atrapadas” en su hogar pero en cuanto puedan intentarán salir de casa para estudiar algo, fuera de visitar algún gimnasio, amiga o spa.
Si cruzamos todos estos hechos podemos inferir que en el Perú, al igual que lo que viene sucediendo en Europa y los países desarrollados; la mujer profesional irá tomando un rol cada vez más protagónico en la sociedad actual y una alta responsabilidad en el desarrollo socio económico de su ámbito de influencia; esto definitivamente tendrá muchas implicancias en la composición familiar y en la formación de sus hijos, que son aspectos que comentaremos en próximos artículos; pero en todo caso es momento de analizar y reflexionar sobre este nuevo contexto y entorno que se avecina, tanto para el país, como para la empresa y para el hogar.
El I Congreso Internacional de la familia que viene organizando la USAT será un buen marco para comentar y tratar sobre éste y otros temas de interés que repercuten en el contexto familiar.