
Por: Carmen Bazán Sánchez
Profesora adscrita al Dpto. de Ciencias de la Salud
Como educadores nuestro rol docente se basa en la premisa de que: el estudiante no es un ser perfecto y por ello recurre a educarse, por tanto como colaboradores de Dios debemos hacer, con nuestros mejores esfuerzos, un proyecto conjunto entre profesores y estudiantes, asumiendo responsabilidades bidireccionales, profesor-estudiante, estudiante-profesor, en donde podamos desarrollar la esencia de la educación: “ayudar a crecer”; la ganancia es ostensible, nosotros también creceremos.
Educar con optimismo, significa hacerlo en plena libertad, esta libertad implica el riesgo de éxito o fracaso, no temamos por ello, este ultimo proviene del mal uso de la libertad y por tanto crear conciencia moral del uso de la libertad en el educando es un reto que debemos asumir, para ello es indispensable nuestro ejemplo, la coherencia de vida evidenciada es la mejor forma de ayudar a crecer, es decir de educar.