lunes, 2 de noviembre de 2009

“REFLEXIONES Y ACCIONES ANTE LA ANTICONCEPCIÓN Y EL EMBARAZO NO DESEADO”


Por: Mirtha Flor Cervera Vallejos
Subdirectora Departamento de Ciencias de la salud

Cuando se tergiversa el fin de la sexualidad como acto unitivo y procreativo, esta se transforma en juego y diversión, con una orientación hacia el placer temporal, cada vez más exigente, excluyendo toda responsabilidad hacia la procreación. Como resultado, se incrementa el índice de abortos, enfermedades venéreas y de divorcios. La tasa de nacimientos comienza a disminuir, se difunden planes para controlar la natalidad apoyados en campañas agresivas de la necesidad de usar “el sexo seguro con protección”, donde se hace uso del AOE (anticoncepción oral de emergencia, para abortar sin el permiso de los padres), inyecciones, implantes hormonales o dispositivos intrauterinos, que si fallan, se necesita recurrir al aborto

Y es que existe una relación entre anticoncepción y aborto, porque los primeros contribuyen a lo segundo por ser la solución más asequible e inmediata frente a un “embarazo no deseado”, y este aunque no sea deseado, no crea daños psicológicos. Natalia López. (2009), científica española, expresa que la mujer puede recibir mal al bebé, pero su cerebro no se daña con relación a ese vínculo natural, se quiera o no tener el hijo, resulta fuerte el vinculo, pues es una conexión que se crea siempre que hay embarazo.

Por tanto, el embarazo nunca puede considerarse una enfermedad, un estado patológico. Es una situación fisiológica natural y propia de la mujer durante su etapa de fertilidad. El ciclo mensual femenino está orientado a la fecundación mes a mes. El organismo de la mujer, sexualmente está capacitado para engendrar en el tiempo oportuno y dentro del marco de la unión matrimonial, si esa es su vocación. Sin embargo, en la actualidad, esto no es así. El apresuramiento de los jóvenes por vivir tempranamente la experiencia sexual hace que emerja esta situación de asumir un embarazo no deseado. Pero ¿cuál es lo que daña más en esta situación? Sin temor a equivocarnos, como también lo corrobora la autora mencionada, es la presión que sufren las mujeres para abortar, sobre todo, las adolescentes que sienten miedo a la reacción que pueden tener de sus padres o sean objeto de burla en el colegio o, aconsejadas por las propias amigas, pretenden liberarse de una carga que no están obligadas a asumirla “por ser tan jóvenes”.

Ante este panorama, es necesario que reflexionemos en dos aspectos: uno es cómo crear estrategias que apoyen a la mujer embarazada para que no se vea presionada a abortar. El aborto es una violencia, porque la mujer se ve obligada a hacer algo que no quiere, pero lo hace por la presión, y el otro aspecto es formar a las adolescentes en la verdad. En el sentido, de no considerar la idea de sexo seguro en la educación sexual, porque no existe. El único límite seguro es dentro del matrimonio. Además, todos los anticonceptivos poseen riesgos en la salud de la mujer, asimismo, se mutila la unión afectiva y física del hombre y la mujer, que tienen lugar en la relación sexual, en su vertiente procreativa. El difundir la idea de tener sexo seguro mediante el uso de cualquier anticonceptivo es una acción antieducativa, porque no cumple los postulados que definen la educación: ayudar al buen desarrollo del hombre como ser humano, pues solo puede conducir a desprotegerlo de lo más valioso que tiene: darse, en su madurez, a otro(a) con amor fecundo. Por el contrario, al motivar a los jóvenes en la búsqueda de placer, utilizando a otro ser humano, sin responsabilidades, es contribuir al retardo de su madurez como persona.