Profesora adscrita al Departamento de Humanidades
Es laudable la medida adoptada por el Tribunal Constitucional al prohibir la distribución gratuita de la píldora del día siguiente en defensa de la vida humana, basado en documentos de ordenamiento jurídico, que amparan la vida humana desde su concepción. Ya en nuestra Constitución Política, se protege al concebido: “Artículo 2°. Toda persona tiene derecho: 1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”.
Sin embargo, ante esta importante y valiente decisión, muchos han levantado su voz de protesta apedreando al Tribunal Constitucional por diversos medios de comunicación difundiendo información errónea, aludiendo falsos argumentos que, en definitiva, responden no a la auténtica protección de la mujer de escasos recursos económicos- como se pretende hacernos creer-, sino a la “protección del dinero” recaudado con la fabricación de este anticonceptivo y a otros intereses particulares.
Según el Dr. Luis Solari, ex primer ministro, la fabricación de la píldora del día siguiente es un “pingüe negocio de diez millones de soles al año”, destinados a ¿llenar las arcas de algunos laboratorios?, a ¿apoyar alguna campaña política?, o a ¿convertir en nuevos millonarios a sus defensores? Sumado a esto, existe una campaña internacional contra la vida y la familia.
Para restar importancia al tema, muchos consideran que se trata de “distintos puntos de vista” de los que se puede optar por uno u otro. Pues no se trata de eso. Tampoco se trata de imitar las medidas adoptadas por otros gobiernos o naciones. Se trata de buscar la verdad, mediante el argumento científico, como punto de partida para entender el inicio de la vida humana y, en consecuencia, definir exactamente el estatuto del embrión humano, con apoyo de las aportaciones de las ciencias biomédicas. De esta manera, se actúa con la verdad, factor decisivo en la recta actuación humana.
Ahora bien, ya se ha demostrado por medio de una multiplicidad de estudios científicos que la píldora del día siguiente es abortiva. Un ejemplo es un artículo del número de marzo de The Annals of Pharmacotherapy, titulado “Postfertilization Effect of Hormonal Emergency Contraception”, escrito por los científicos Chris Kahlenborn, MD; Joseph Stanford, MD; MSPH; and Walter L. Larimore, MD.
En el artículo, los autores refutan la idea de los defensores de la píldora del día siguiente cuando afirman que la píldora es “moralmente aceptable”, porque solo previene el embarazo en vez de abortar un ser vivo. Falsa idea que suele difundirse en los medios informativos. De hecho, el artículo refuta esa versión y propone evidencias de que “tomar la píldora del día después puede causar la muerte de un embrión vivo al bloquear sus intentos de asentarse dentro del útero”.
López Llorente explica en detalle los efectos de la píldora del día siguiente y afirma: “En el caso de la píldora del día después no se trata de impedir la fecundación del óvulo, sino de eliminar un posible óvulo fecundado. En efecto, la píldora del día siguiente es un preparado de hormonas que se ha de tomar dentro de las 72 horas siguientes a una relación sexual susceptible de dar lugar a un embarazo. Las altas dosis de hormonas impiden que el útero acoja al embrión eventualmente concebido. Si ha habido una concepción, el embrión no logra implantarse en el endometrio. El resultado es la expulsión y la pérdida del embrión. La píldora del día después es una auténtica técnica abortiva y no anticonceptiva, como se ha afirmado. Se trata, pues, de un fármaco destinado a acabar con la vida incipiente de un ser humano. Su empleo es un método abortivo en la intención y en el efecto posible”.
Si es una verdad ya demostrada científicamente a nivel mundial, ¿por qué en el Perú no se admite el carácter abortivo de dicha píldora? Quizá se deba a dos razones: carencia de formación en Bioética Personalista, de parte de los médicos, y escasa realización de investigación científica. Razones expuestas por el Dr. Renzo Paccini, PH.D en Bioética, tras un estudio aplicado a los médicos de la Facultad de Medicina San Fernando (UNMSM). En ese estudio, destaca que el 59% de los médicos nunca ha llevado ningún curso formal de Ética ni de Bioética, y el 84% desconoce los principios de la Bioética.
Urge, por tanto, una formación humana, en valores y en Bioética antes de tomar cualquier decisión que acarree graves consecuencias al ser humano. Defendamos la vida, difundamos la verdad en una auténtica defensa de la vida de un ser humano indefenso: la del embrión humano.