viernes, 26 de junio de 2009

"SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, UN APASIONADO POR LA UNIVERSIDAD"


Dr. Hugo Calienes Bedoya
Rector USAT

El día 26 de junio la Iglesia universal celebra la fiesta de San Josemaría Escrivá de Balaguer, “el santo de lo ordinario”, como lo llamó su santidad Juan Pablo II de recordada memoria. Con esta definición tan atractiva y adecuada a una sociedad habituada a los slogans y a los dichos acertados que expresen un todo, pretendía sin duda, dejar muy claro y de manera sintética el contenido del mensaje del que era portador san Josemaría: volver a recordar a la humanidad una verdad olvidada desde la primitiva cristiandad, la llamada universal a la santidad. “Hijos míos, allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro con Cristo. Es, en medio de las cosas más materiales de la tierra, donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres.”[1] Por eso era muy categórico cuando decía: “No hay otro camino, hijos míos: o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al señor, o no lo encontraremos nunca”.[2]

Sin embargo, dada mi condición de profesor universitario quisiera referirme a su talante universitario, a su vocación universitaria que lo llevó no solo a dedicar unos largos años a la docencia sino a su constante preocupación por todo lo que ocurría en el mundo universitario e interviniendo en él, bien dando luces que orientara conductas o, bien promoviendo, a lo largo y ancho del mundo, cientos de variadas iniciativas de carácter universitario (Universidades y Centro Culturales Universitarios) donde se cultivara el auténtico espíritu universitario, fundamento para construir una sociedad más justa y solidaria. “La universidad –lo sabéis, porque lo estáis viviendo o lo deseáis vivir- debe contribuir desde una posición de primera importancia al progreso humano. Como los problemas planteados en la vida de los pueblos son múltiples y complejos –espirituales, culturales, sociales, económicos, etc.- la formación que debe impartir la Universidad ha de abarcar todos estos aspectos. No basta el deseo de querer trabajar por el bien común; el camino, para que este deseo sea eficaz, es formar hombres y mujeres capaces de conseguir una buena preparación, y capaces de dar a los demás el fruto de esa plenitud que han alcanzado.”[3]

A san Josemaría le apasionaba todo lo relacionado con la universidad pero la veía en su auténtica misión de servicio. “Es necesario que la Universidad forme a los estudiantes en una mentalidad de servicio: servicio a la sociedad, promoviendo el bien común con su trabajo profesional y con su actuación cívica. Los universitarios necesitan ser responsables, tener una sana inquietud por los problemas de los demás y un espíritu generoso que les lleve a enfrentarse con estos problemas, y a procurar encontrar la mejor solución. Dar al estudiantes todo esto es tarea de la Universidad”.[4] Es un irrenunciable programa de trabajo para los que estamos inmersos en la enseñanza, e investigación, en y desde la universidad. Estos sólidos e indispensables criterios deben recorrer transversalmente los currículos de toda Universidad.

Hay otro aspecto que no quisiera soslayar, la enseñanza religiosa en los claustros universitarios que, para algunos, puede considerarse como más propia de los colegios de corte religioso o, exclusiva de universidades confesionales. “La religión es la mayor rebelión del hombre que no quiere vivir como una bestia, que no se conforma –que no se aquieta- si no trata y conoce al Creador: el estudio de la religión es un necesidad fundamental. Un hombre que carezca de formación religiosa no está completamente formado. Por eso la religión debe estar presente en la Universidad; y ha de enseñarse a un nivel superior, científico, de buena teología. Una Universidad de la que la religión está ausente, es una Universidad incompleta: porque ignora una dimensión fundamental de la persona humana, que no excluye –sino que exige- las demás dimensiones.”[5]


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[1] S. Josemaría Escriva, “Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer”, XIII edición, Ed. Rialp. Madrid 968, n. 113.
[2] Ibiden, n.114
[3] Ibiden, n. 73
[4] Ibiden, n. 74
[5] Ibiden, n. 73

jueves, 25 de junio de 2009

“LA MITAD DEL ALMA”


Por: Ruth Cotrina Alvarran
Profesora Adscrita al Departamento de Ciencias Teológicas

“Cada virtud necesita un hombre, pero la amistad necesita dos”
(Montaigne)


La más universal y en nuestra opinión la más noble de todas las relaciones humanas, la única capaz de arrancarnos de la soledad es la AMISTAD. Muy poca gente piensa que la amistad es un amor de valor incomparable o simplemente un amor. El que no tenga amigos tendrá una concepción pesimista de la vida y de la condición humana.

A los antiguos, la amistad les parecía el más feliz de todos los amores humanos y el más pleno. Pero no todo amor tiene razón de amistad, sino el que entraña benevolencia recíproca, en el querer el bien del amigo por el amigo mismo; porque el amigo es otro yo, o como lo expresó San Agustín: “Bien dijo uno de su amigo que "era la mitad de su alma“. “La amistad –dice Aristóteles- es lo más necesario, para la vida y sin ella el hombre no puede ser feliz”. Hoy en día se puede decir que pocos la valoran porque poco la experimentan, y sin embargo tener buenos amigos sigue siendo un ingrediente imprescindible de la vida lograda.

El confundir – a nivel teórico y vivencial- al amigo con el compañero y colega, y la decepción que esto pueda acarrear, lleva a que la gente se pregunte: ¿Existe la verdadera amistad? ; y muchas veces con aire cínico responden que no. Esto es falso. Sí, existe la amistad, siempre que se cuente con la sinceridad, la generosidad y el afecto mutuo. Una amistad cimentada sobre la simulación, el engaño y el egoísmo estaría siempre condenada al fracaso. La verdadera amistad va surgiendo del compartir una tarea, del caminar juntos hacia un objetivo común, pero al mismo tiempo no olvidemos que dentro de ese marchar juntos surgirán discrepancias, que no deben aterrorizarnos hasta tal punto que creamos que aquello no es verdadera amistad. Las discrepancias de los amigos son enriquecedoras para la tarea común, y sirven para transmitir experiencias, e incluso muy personales.

El verdadero amigo, como dice Shakespeare: “Te socorrerá en la necesidad, llorará si te entristeces, no podrá dormir si tu velas y compartirá contigo las penas del corazón”, y es así que los grandes pensadores y filósofos de todas las épocas coinciden en un punto clave al definir la verdadera amistad, como: “Respeto al amigo, permitiéndole ser él mismo y procurar su bien como si de nosotros mismos se tratara”

Por lo tanto hoy en día muchas veces tomamos a la amistad como algo inalcanzable, porque quizás nos hemos olvidado un poco de lo que es y de lo que significa una verdadera amistad, como lo manifestó Carl Rogers que una sana y verdadera amistad implica: Autenticidad, cordialidad, empatía, y disposición de apertura hacia el otro, donde la amistad se identifica con el amor en ser una relación íntima de dar y recibir, en tanto que ella supone sacrificios, y sólo el que está dispuesto a hacerlos sin molestia comprende la amistad. (Noel Claraso)

viernes, 12 de junio de 2009

“SENTIDO Y SIGNIFICATIVIDAD DEL APRENDIZAJE INFANTIL”


Santiago Octavio Bobadilla Ocaña.
Profesor adscrito al Dpto. de Ciencias de la Educación.

La etapa de la educación infantil (denominada en nuestro sistema educación inicial) ha de plantearse de modo que el niño y la niña, de manera natural, pueda ir ampliando progresivamente sus ámbitos de experiencia y realizando a través de los mismos determinados aprendizajes, que le capaciten en el logro de una autonomía cada vez mayor, para poder afrontar los problemas de la vida diaria.

Estos aprendizajes han de ser significativos, para que puedan contribuir a su desarrollo. Para que esto se lleve a cabo, el infante que aprende tiene que poder establecer relaciones significativas entre sus conocimientos ya adquiridos y los que se le presentan como nuevos. Esto implica que los ámbitos de experiencia que se abren a él, puedan ser tratados adecuadamente, en la medida en que se ofrezca la ayuda necesaria para ello, y los instrumentos precisos para el logro, teniendo en cuenta que actuará de forma muy positiva en su natural curiosidad y desarrollo de sus destrezas para la exploración de su entorno.

El aprendizaje significativo supone un proceso de construcción de significados en la mente de los niños y niñas, que están ligados a las experiencias y conocimientos que ya poseía. Para que el niño adquiera estos aprendizajes significativos es necesario que esté motivado para ello. Será preciso, tener en cuenta sus intereses, necesidades y dificultades. Muchas de las actividades que se realizan en las instituciones de educación infantil (inicial), resultan motivadoras en sí mismas (fortaleza que les caracteriza a las docentes de educación infantil) como los juegos de diferentes tipos, la participación en la planificación de lo que aprenderá, (proyectos de aprendizaje preferentemente) y su puesta en marcha.

Los juegos y las tareas que se le presenten, a los niños y niñas en la institución de educación infantil (inicial), deben implicar no solo la actividad mental propia del aprendizaje significativo, sino aquellas que faciliten la acción física de los mismos, como juegos, la manipulación de material concreto del mundo que los rodea, sobre todo porque éstos están en la etapa sensorio-motriz. Por tanto, existe la necesidad de crear un ambiente donde se estimulen y se favorezcan propuestas de actuación de los niños, para posibilitar su realización en su contexto próximo, con tanteos y descubrimientos sobre el mismo.

A medida que los niños y niñas van adquiriendo el lenguaje, tiene un mayor significado las explicaciones del profesor sobre los ámbitos de experiencia en que se trabaje, las mismas que deben estar contextualizadas y diversificadas a los conocimientos y capacidades de comprensión de los infantes. Si se acompaña de este modo a los intereses y actividades de los niños y niñas se ha de contribuir positivamente en la construcción de significados y de este modo al logro de aprendizajes útiles, significativos para la vida.

LA TESIS DOCTORAL: “EJERCICIO COTIDIANO DE VIRTUDES”


Por: Mirtha Flor Cervera Vallejos
Subdirectora Departamento de Ciencias de la Salud


La amistad universitaria es fruto de una relación intelectual y humana entre profesor y estudiante, amistad inculcada con profundidad cuando se asesora una tesis, pues lleva consigo el despliegue de indiscutibles virtudes, sobre la que puede construirse con firmeza el siempre complejo edificio de una investigación y en donde el progreso del conocimiento se sustenta en el trabajo de muchos investigadores.

Una forma de progreso del conocimiento es la tesis doctoral, a la cual quiero referirme e inyectar ilusión por concluirla a todos los profesores embarcados en esta aventura maravillosa de dar nuevos aportes en la consolidación del nuevo saber –agregaría-- deleite armonioso de la propia misión, asumida como tarea universitaria. Exige la indagación profunda y constante en la realidad, empeño si se asume con valentía y honradez, el compromiso de la vida entera, haciendo del ideal de la verdad, como afirma Polo: “una noble aspiración creciente del hombre donde vale todo sacrificio” (1).

Este sacrificio intelectual riguroso requiere horas de dedicación, incluso trasnochadas, así como carencia de vacaciones, diversiones. Permite el ejercicio de muchas virtudes intelectuales y humanas, de tal manera que terminamos volando como las águilas y no como las aves de corral, si las ejercitamos con ilusión, con garbo y aristocracia de quien sabe y sirve a la vez.

Así, ejercitamos la magnanimidad, para tener metas altas con afán cotidiano de lograr avanzar, inclinando el ánimo hacia lo importante, algo que nos trascienda como seres humanos en el empeño de buscar la verdad, sin prejuicios y con la indispensable altura de miras; la fortaleza, para no caer en la tentación de buscar soluciones superficiales a los problemas científicos planteados, sino verter energía interior para afrontar las dificultades y acometer lo difícil sin justificarse ante los obstáculos sean de la índole que sean; la paciencia, para perseverar día a día en un trabajo costoso, con frecuencia ingrato, al hacer y rehacer los escritos considerados ya finales o cuando se espera con ilusión una nueva asesoría, pero se recomienda volver a revisar los fundamentos teóricos y acreditar las categorías planteadas.

El ejercicio de tales virtudes permite ir avanzando el trabajo de investigación, pero no queda allí, sino también implica la mejora personal, como dice Llano: “el conocimiento es el rendimiento vital por excelencia de ese animal que habla: el ser humano. Es un crecimiento en su ser; un avance hacia sí mismo, una interna potenciación de sus posibilidades más características” (2), de tal forma que no solo sabemos más, sino que somos mejores personas pasando del saber consolidado al saber que emerge continuamente, lleno de optimismo sin pensar en detenernos, pues pronto tendremos en las manos el grado de doctor (a).

El grado de doctor (a), en palabras del profesor Gómez (3), nos hace herederos del inmenso legado que conforma el saber universitario, cuyo disfrute exige, a su vez, un compromiso leal. Por una parte, difundirlo generosamente a los demás, y, de otra, para incrementarlo hasta donde sea posible en nuestra docencia, impregnando en todos espíritu universitario vivo, tangible, con anhelos de un desarrollo humano integral, pleno, con la finalidad de educar y, de esta manera, conseguir como lo expresó San Josemaría: “hombres y mujeres íntegros, capaces de afrontar con espíritu abierto las situaciones que la vida les depare, de servir a sus conciudadanos y de contribuir a la solución de los grandes problemas de la humanidad” (4).

La Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo orienta su servicio educativo a la formación integral de sus estudiantes. Por esta razón, muy pronto reforzará sus objetivos con la sustentación de 28 profesoras doctorandas de la Escuela de Enfermería, quienes sustentarán sus tesis doctorales, trabajos relevantes desde el punto de vista social y científico, que constituirán un gran aporte a la solución de grandes problemas de nuestra sociedad.


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1.- Polo L. “Quién es el hombre”.UDEP 1993; 2.- Llano A. “Humanismo y tecnología en la sociedad del conocimiento”. IESE. Pamplona.2000; 3.- Gómez A. Discurso “investidura de doctores”. Pamplona.2009; Sanjosemaría .Es Cristo que pasa. 28.

“CÁNCER DE MAMA”


Por: César A. Ñique Carbajal
Docente adscrito al Dpto. de Ciencias de la Salud.

Hablar de cáncer en nuestro país, es tocar un tema complejo y multifactorial, según el registro nacional de cáncer del INEN del Perú, estima que cada año se incorporan a las estadísticas aproximadamente 43, 000 nuevos casos, de los cuales 29, 000 peruanos mueren[1], esto vale decir de aquellos casos que se les diagnostica y se les hace el seguimiento, sin duda el aumento es preocupante de esta enfermedad y entre los tipos de cáncer que ocupan los primeros lugares en nuestro medio tenemos al cáncer de próstata, en los hombres, y el de mama, en las mujeres, aunque este ultimo también se presenta en varones.

En lo que respecta al tema de difusión, el cáncer de mama es el tumor maligno mas frecuente en la mujer, especialmente en los países occidentales, su incidencia se incrementa rápidamente con la edad desde la época menstrual, tras la menopausia el riesgo continua aumentando, el grupo de mayor prevalencia esta entre los 55-65 años de edad, sin embargo en la actualidad esta aumentando su incidencia en mujeres jóvenes. Existen distintos factores de riesgo como: los hormonales, dietas ricas en grasas, enfermedad mamaria previa, factores ambientales como la exposición a radiaciones y los factores genéticos [2].

Cuando hablamos del componente genético en el cáncer de mama, sin duda nos referimos a un factor de riesgo determinante, sin embargo es importante distinguir como opera este factor en la transmisión de la enfermedad, encontrándose que existen dos tipos de patrones genéticos:1) el hereditario: el cual aparece en la familias varios casos de cáncer de mama, diagnosticados a edades tempranas y asociados a otros canceres como el de ovario, estos siguen un patrón de herencia autosomico dominante; y 2) el esporádico: el cual aparece cuando se producen alteraciones genéticas especificas, sobre todo cuando ocurren mutaciones somáticas en la proteína TP 53.

A nivel mundial se estima que los casos de cáncer de mama reportados, el 80% se presentan siguiendo el patrón de herencia esporádico y el 20% se asocia al cáncer de mama hereditario. En nuestro medio no existe ningún trabajo que haya valorado dicha información. Sin embargo el análisis de estos resultados se puede llevar a cabo en primer lugar a través del seguimiento de los pacientes con cáncer de mama, revisando su historia familiar, utilizando para ello una herramienta básica en Genética como lo es el heredograma o árbol genealógico.

En tal sentido preocupados por conocer la prevalencia, según sea el patrón hereditario o esporádico en pacientes con diagnostico de cáncer de mama, docentes y estudiantes de la asignatura de Genética Medica de la Escuela de Medicina USAT, recolectaran la información para realizar una análisis de la genealogia de aquellas personas con diagnostico de cáncer de mama en el Hospital Nacional Almazor Asenjo en todo lo que va del año 2009. Asimismo es importante mencionar que el aumento de los llamados Síndromes Hereditarios Oncológicos, es decir la asociación de otros tipos de cáncer con el de mama, su diagnostico se va incrementando y esta herramienta puede ser de mucha utilidad para el reconocimiento de los síndromes familiares. La propuesta de investigación, así como el estudio de los genes involucrados en el cáncer de mama hereditario y la asociación con otros tipos de cáncer, serán motivos de discusión y debate durante la I Jornada Internacional de Genética Humana, magno evento que se desarrollara en nuestro campus universitario del 30 de Junio al 2 de Julio.


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[1]http://www.elcomercio.com.pe/EdicionImpresa/pdf/2008/11/06/ECVF061108a14.pdf
[2]Sáez [2]Bravo M LL, Aguiar Bujanda D, Pinar Sedeño B y Lara Jiménez P C. Cáncer de Mama Biocancer 1 2004 Pág.: 1 - 34

POR QUÉ INCORPORAR LA PLATAFORMA VIRTUAL MOODLE AL PEA ?


Por: Fiorela Anaí Fernández Otoya
Profesora Adscrita al Departamento en Ciencias de la Educación

Las implicancias de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en la educación toman diversos matices para descubrir y desarrollar nuevas maneras de abordar el Proceso de Enseñanza Aprendizaje (PEA). La virtualidad es un concepto que, sin ser lo mismo, va asociado a este impacto tecnológico en el mundo educativo, cuya aplicabilidad trae consigo un beneficio a la educación y a otros sectores.


Según Alessi y Trollip (2008), las plataformas virtuales se emplean para desarrollar e impartir las cuatro modalidades de cursos online que Chadwick distingue: cursos totalmente desarrollados, cursos dependientes, cursos suplementarios y cursos informativos. Los cursos totalmente desarrollados en la Web son aquellos que la utilizan como único medio para la presentación de contenidos, interacción y evaluación de los estudiantes. Los otros tres tipos de cursos se diferencian en el grado de utilización de la Web: los cursos informativos sólo la usan para presentar información sobre el curso; los suplementarios la emplean como medio de difusión de materiales; por último, en los dependientes, partes fundamentales del curso están disponibles únicamente en la Web.

Debido a las dificultades que puede plantear la diferenciación entre cursos suplementarios y dependientes, se suele distinguir exclusivamente dos tipos de utilización de la Web como instrumento didáctico: como apoyo a la enseñanza tradicional y como método para impartir cursos de enseñanza a distancia

López y Sein-Echaluce (2007), docentes de la Universidad de Zaragoza-España, realizaron el estudio denominado MOODLE: Difusión y funcionalidades, destacando a Moodle como un excelente sistema de gestión para e-learning.

Moodle, es un entorno virtual de aprendizaje diseñado para ayudar a educadores a crear cursos de calidad en Internet y orientado a dar soporte a un marco de educación social constructivista. Esta plataforma virtual se distribuye gratuitamente como Software Libre bajo la Licencia Pública GNU (GPL) gracias a lo cual se ha convertido en una de las plataformas de aprendizaje más extendidas y usadas, con una amplia comunidad de usuarios. Actualmente Moodle se usa en más de 7.000 sitios Web alrededor del mundo, está presente en 160 países y se ha traducido a 75 idiomas.

Un total de 1.300 institutos y universidades lo usan como complemento a sus clases presenciales y, a escala mundial, cuenta con más de dos millones de usuarios. En tres años, esta plataforma de código abierto se ha puesto a la cabeza como soporte de apoyo a la docencia presencial, semipresencial y a distancia, esto es, como plataforma de e-learning.

Según Molist (2006), Moodle permite distribuir materiales de aprendizaje, crear y gestionar debates temáticos y tablones de anuncios, pasar cuestionarios a los estudiantes, evaluar tareas, integrar recursos de Internet, crear glosarios y diccionarios, gestionar el tiempo a través de un calendario global de distintas asignaturas, ofrece herramientas de comunicación entre los estudiantes, como la mensajería instantánea, permite la tutoría electrónica en privado o en grupo, calcula estadísticas, gestiona las calificaciones, etc.

En conclusión, las plataformas virtuales han ido evolucionando a la par que las metodologías y las tecnologías, especialmente las relacionadas con Internet, y han empezado a superar las limitaciones de las que adolecían, incrementando enormemente las expectativas de utilización y grado de éxito.

“ACREDITACIÓN Y CALIDAD UNIVERSITARIA EN LA ESCUELA DE EDUCACIÓN – USAT”


Mgtr. Osmer Campos Ugaz
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Educación

La acreditación enfocada en el nivel superior universitario, consiste en incorporar a las universidades, una cultura de calidad en cada uno de sus procesos, a fin de garantizar su misión institucional, que conlleve a la formación de futuros profesionales y ciudadanos capaces de afrontar las demandas del presente siglo. Internacionalmente esta calidad se hace a través de la consecución de una acreditación. Así como las empresas en el mundo cuentan con una certificación ISO, hoy en día las universidades destacadas por su calidad, cuentan con carreras acreditadas.

Con fines de impulsar el desarrollo académico – científico en los estudiantes, es pertinente emplear mecanismos típicos para promover la calidad universitaria, tales, como: El proceso de autoevaluación con fines de mejora continua, la autoevaluación con fines de acreditación, la evaluación de pares académicos para verificar los informes de autoevaluación - acreditación y, la acreditación de universidades o de carreras. Siguiendo a Bobadilla (2009), “El proceso de acreditación en el Perú está en marcha en el marco de la ley Nº 28740 que corresponde al Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE), reglamentada con D.S. Nº 018-2007 el 09 de junio del año 2007. También se tiene instalado un directorio del Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior Universitaria, CONEAU, órganos operadores del SINEACE”.

En términos de calidad, las universidades de nuestro país, especialmente la nuestra, no solamente deben ceñirse al cumplimiento fiel de los indicadores planteados por el modelo CONEAU, en base a las dimensiones: Gestión de la carrera, formación personal y, servicio de apoyo para la formación profesional, sino, avanzar en la implementación de sistemas y programas que propugnen la mejora continua y en la excelencia. Esto implica proyectarse a convertir a la universidad en una institución tiene como misión, el desarrollo de competencias profesionales encargadas de potenciar el saber (conocimientos, habilidades y valores) en su máxima plenitud, mediante la investigación y la enseñanza, acorde a los avances científicos y tecnológicos.

En aras de promover la calidad universitaria en la USAT, desde la visión de la acreditación, tanto las áreas administrativas, como las áreas académicas de cada Escuela y Facultades, deben interaccionar para emprender objetivos comunes que redunden en el éxito de la universidad en su conjunto. En esta ardua tarea, la Escuela de Educación, se ha convertido en ente activo, e impulsor del proceso de autoevaluación con miras a lograr la anhelada calidad universitaria.

La calidad universitaria, busca crear un cambio de cultura dentro de una institución, orientada al mejoramiento continuo de sus unidades académicas y administrativas, mientras que acreditación es un mecanismo para alcanzar este propósito; implica asumirlo como todas las características que la hacen apta a la universidad, para satisfacer las necesidades de la sociedad, en términos de docencia, investigación y proyección social. En esta perspectiva, es conveniente mencionar, algunos de los múltiples beneficios que se obtienen al incorporar principios de calidad en la vida universitaria de la escuela de Educación, USAT, tal como se indica a continuación:

Para los docentes
· Actualizarse en conocimientos y mejorar el desarrollo de competencias concernientes al proceso de formación de profesionales, expresadas en las múltiples dimensiones del saber.
· Desarrollar hábitos proactivos que son útiles no sólo en la vida laboral de la USAT, sino en el entorno familiar y en las labores de consultoría externa e interna.
· Sentido de autorrealización al formar integralmente a estudiantes que contribuyen con mayor efectividad al desarrollo tecnológico y a elevar la calidad de vida de nuestro país (formamos personas y mejores profesionales).

Para los estudiantes
· Mayor facilidad para ingresar al campo laboral, apoyado por el reconocimiento que significa egresar de una carrera acreditada.
· Contar con un perfil profesional mejorado, en base a los requerimientos de las empresas y la sociedad.

Para los administrativos
· Sentirse responsables de contribuir al desarrollo socioeconómico de nuestra región y país.
· Trabajar en un ambiente de calidad y democracia que contribuya a la tutela y desarrollo de la dignidad humana.

martes, 9 de junio de 2009

“LA INESPERADA TRISTEZA DE NO PODER MORIR” II Parte


Por: Víctor Palacios Cruz
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias Teológicas.

Nadie está más desapegado de la vida que quien la posee inacabable. Borges prosigue el tema de Los viajes de Gulliver y refiere una fatiga, producto de esa perennidad, que menoscaba el ánimo. Los seres que no mueren, al fin descubiertos por el oficial romano de su cuento “El inmortal”, no exhiben el esplendor de los felices sino el balbuceo de los trogloditas. “He mencionado las antiguas canteras que rompían los campos de la otra margen; un hombre se despeñó en la más honda; no podía lastimarse ni morir, pero lo abrasaba la sed; antes de que le arrojaran una cuerda pasaron setenta años”, narra el argentino. “Todos los inmortales eran capaces de perfecta quietud; recuerdo alguno a quien jamás he visto de pie: un pájaro anidaba en su pecho”.

En otro relato suyo, “Funes el memorioso”, tras un accidente un joven adquiere una capacidad de recordar implacable y exhaustiva, pero no se trata de un don sino de un peso opresivo que le impide pensar. “El inmortal” lleva al mismo punto: la debilidad ―el olvido, el morir― es lo que nos hace verdaderamente humanos. “Adoctrinada por un ejercicio de siglos ―escribe―, la república de hombres inmortales había logrado la perfección de la tolerancia y casi del desdén. Sabía que en un plazo infinito le ocurren a todo hombre todas las cosas. [...] Encarados así, todos los actos son justos, pero también son indiferentes. No hay méritos morales o intelectuales. Homero compuso la Odisea; postulado un plazo infinito, con infinitas circunstancias y cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea. Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres. Como Cornelio Agrippa, soy dios, soy héroe, soy filósofo, soy demonio y soy mundo, lo cual es una fatigosa manera de decir que no soy”.

Al encerrar la duración, la muerte da forma a la vida. La conciencia de la brevedad nos pone en movimiento, crea el empeño del sentido y empuja a la acción que decide la identidad de cada uno. La falta de final banaliza el instante: un partido de fútbol sería terriblemente aburrido si los jugadores dispusieran de todo el tiempo para jugarlo y no sólo de noventa desesperantes minutos. La perpetuidad arrebata la espera y el recuerdo; priva al sujeto de una relación consigo mismo y lo deja postrado en un presente que ha perdido el valor de lo pasajero e irrepetible. “¿Cuál es el secreto de su longevidad?”, le preguntaban a alguien. “Bueno, no fumo, no bebo, no salgo a fiestas…” “Ah, usted no vive, usted sólo dura”, le dijeron finalmente. Cuando al cubano Guillermo Cabrera Infante le recriminaron el hábito del tabaco, contestó: “pero ya vivir es dañino para la salud”. Si el misionero hiciera una lista de peligros ―calor, mosquitos, serpientes, caníbales―, no iría jamás a predicar en las selvas del trópico. Creo que al humano no le importa tanto la vida como su sentido, esa forma extraña pero nuestra de plenitud que es querer tenazmente lo imposible. El progreso absoluto, felizmente irrealizable, apagaría el incentivo de tener delante algo por recorrer. Pienso que el mayor problema de salud de nuestro tiempo es la preocupación por la salud. (En la última epidemia global de gripe, el pánico ha viajado más rápido que el virus.) Nos interesa más estar sanos que “vivir”.

Dicen los biólogos que la extinción de los individuos garantiza el avance de las formas vivientes. Si ellos no murieran, las especies no tendrían ocasión de ensayar nuevas variedades en plantas y animales. Parecidamente, Karl Löwith explicaba: “Una ilimitada duración de la vida humana pondría fin a todo progreso. Si la duración de la vida del hombre se decuplicase, el progreso se haría más lento, porque, en la competencia entre el instinto conservador de la vejez y el ansia por lo nuevo de los jóvenes, los más viejos estarían en desventaja. Si la duración normal de la vida se redujese a la cuarta parte, esto sería tan perjudicial como la prolongación de la vida, pues el instinto de innovación tomaría la delantera”. Quizá, por ello, la expectativa promedio de la vida humana responda a un sabio equilibrio: un punto equidistante entre una brevedad insoportable, que priorizaría la subsistencia y nos volvería más violentos y menos ambiciosos, y una extensión abúlica que nos privaría del afán de cambio y del amor al mundo.

Quizá importe más el valor que la cantidad de lo vivido: en el Evangelio, Simeón, apenas reconoce en el templo a Jesús en brazos de María, musita una oración en la que se dispone a brindar el alma, pues sus ojos ya han visto al Salvador. Decían los griegos que cuando avistamos la belleza ya estamos preparados para la partida. Y si un papel nos indicara el plazo, habría que vivir hasta el último minuto con el mismo derecho con que Sócrates intentaba aprender una pieza para flauta antes de beber la cicuta, condenado por un tribunal de Atenas. Cuando le preguntaron para qué practicaba, contestó con sencillez: “para saberla tocar antes de morir”.

Robert Louis Stevenson, el autor de La isla del tesoro, contrajo la tuberculosis y murió apenas a los 44 años en una remota isla de la Polinesia. “Durante catorce años no he tenido un solo día efectivo de salud ―contó en una carta―. He escrito con hemorragias, he escrito enfermo, entre estertores de tos, he escrito con la cabeza dando tumbos”. No era una queja, era una celebración de la escritura, es decir, de la existencia. “No lo dudes, empieza tu libro ―dice―; aunque el doctor no te dé ni un año de vida, incluso si duda con respecto a un mes, dale un empujón valiente y mira qué se puede lograr en una semana. No es sólo en las empresas acabadas en las que deberíamos honrar el trabajo útil”.

El éxito es una dudosa manera de medir la dicha humana. Se pueden acumular éxitos en cosas pequeñas y fracasos en asuntos mayores. Pero, ¿qué es lo que hace grande al individuo: sus propósitos, que dependen de su corazón, o los logros sujetos al azar y la intervención de otros? Toda muerte es prematura, aunque llegue a los noventa. Que ella venga sin remedio no es un sinsentido, sino la prueba de que hemos vivido, de que tuvimos una oportunidad. Dejar vacío este lapso es lo único que se nos podría reprochar. Y ese reproche, o la satisfacción si fuera el caso, obedece a que somos seres libres. Y una vida libre no muere para siempre.

“RESIDUOS SÓLIDOS HOSPITALARIOS, UN PROBLEMA NO RESUELTO”


Por: Rubén Asalde Ramos
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Salud

Doscientas setenta y dos hectáreas de terreno en Reque y casi toda la vida política de nuestra ciudad han armonizado para almacenar y disponer de manera creciente, un promedio diario de 251 toneladas de residuos sólidos, más comúnmente conocidos como “basura”, entre los cuales se combinan unas 3 toneladas de residuos hospitalarios[1].

Muchos ciudadanos no son conscientes ni muestran interés por saber cuál es el destino de la basura que se genera en casa. Mayor es el desconocimiento de los residuos que se producen en hospitales, clínicas, consultorios…

El volumen de producción de desechos es inversamente proporcional al desarrollo de un país. El mal ejemplo de los países desarrollados de empacar hasta lo empacado, hace que los envases representen un promedio de 40% de la basura doméstica; que además, se deja frente a los domicilios, principal problemática a resolver de las municipalidades. Los gobiernos locales tienen varias opciones para tratar la basura: arrojarla en botaderos (económica pero peligrosa); incinerarla (contaminante), que también lo hacen; o separarla en plantas de tratamiento para reciclar una parte y convertir en abono los residuos orgánicos (ecológica y productiva). Esta última opción supone una inversión que las municipalidades no presupuestan y que si no está a su alcance, es necesario que soliciten propuestas, no solo de mejora del servicio de limpieza pública, sino de tratamiento y disposición final de esos residuos. De esta experiencia tenemos más de un ejemplo “a la vuelta de la esquina”. La Municipalidad de Loja (Ecuador), con todas las dificultades que supone administrar una ciudad, ha logrado desde hace buen tiempo, implementar un sistema de tratamiento de residuos que le ha dado reconocimiento internacional y dinero.

El caso de los residuos hospitalarios en nuestra ciudad se agrava porque si bien es cierto, existen vehículos (no exclusivos) y horarios diferentes para recolectar los residuos, estos tienen el mismo destino que los residuos sólidos domiciliarios: “los botaderos”.

El problema hasta ahora no se resuelve porque primero se piensa encontrar una vía de solución al asunto de los residuos domiciliarios por ser el de mayor dimensión; sin embargo, es posible hallar una solución al problema de los residuos hospitalarios por las mismas razones de dimensión. Las fuentes de generación son los hospitales Almanzor Aguinaga, Naylamp, Las Mercedes, FAP, PNP, Metropolitano; policlínicos de EsSalud: Chiclayo Oeste, de La Victoria, de Pimentel, de J. L. Ortiz; así como clínicas privadas, consultorios médicos y consultorios veterinarios.

Aunque el Reglamento de La ley N° 27314.- Ley General de Residuos Sólidos, D.S. 057-2004-PCM, responsabiliza directamente a los generadores de residuos para almacenar, acondicionar, tratar o disponer los residuos peligrosos en forma segura, sanitaria y ambientalmente adecuada, existe la necesidad de coordinar acciones para tener un lugar adecuado de disposición final, el cual no existe en nuestra ciudad. Las municipalidades pueden administrar y reglamentar directamente o por concesión, en coordinación con el Ministerio de Salud (art. 80, Ley 27972; D.S.057-2004-PCM).

Hace cinco años se aprobó con Resolución Ministerial N° 217-2004/MINSA, la Norma Técnica sobre manejo de residuos sólidos hospitalarios, la cual detalla los procedimientos de recolección, acondicionamiento, tratamiento, transporte y disposición final de los residuos, teniendo en cuenta la realidad nacional. Por lo tanto, es importante tomar conciencia y generar proyectos para construir un entorno ambientalmente saludable y seguro para nuestras generaciones futuras.

La educación en ciencias de la salud toma en cuenta cursos que forman a los estudiantes en bioseguridad; del mismo modo, es importante la instrucción sobre la gestión de los residuos radiactivos, tóxicos e infecciosos, producidos desde los mismos centros de atención de salud. Es necesario que se haga transversalmente en la formación biomédica, dentro de los cursos de salud pública, donde se estudian estrategias para implementar programas de salud de diversa índole y donde es posible la participación ciudadana de manera efectiva.


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1 Gobierno Provincial de Chiclayo, Gerencia de Servicios a la ciudad. 2008.

“PERSONALISMO”: UNA INDEFINICIÓN


Por: Carlos Masías Vergara
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias Teológicas

Este afán de simplificación, ha llevado a algunos autores a intentar señalar las notas que harían de un pensador un filósofo personalista. En este aspecto, Juan Manuel Burgos señala 4 dimensiones: la estructura, la perspectiva, los contenidos, y el método.

Según Burgos, y en lo que respecta a la estructura, el personalismo no se limita a hacer de la persona una realidad relevante y valiosa, sino que es «la noción de la que depende y alrededor de la cuál se construye el andamiaje conceptual de este tipo particular de filosofía.» (Burgos). Esto, por muy bonito y bien intencionado que suene, no es aplicable a todos los pensadores a los que se suelen llamar personalistas. Pensadores como Jacques Maritain y Edith Stein, conciben a la persona desde la definición Boeciana de substancia individual de naturaleza racional, es decir entienden a la persona –en palabras del mismo Burgos- «a través de un particular combinación y caracterización de este conjunto de categorías», lo cual les quitaría el carácter personalista. Igual caso ocurre con Dietrich Von Hildebrand, quien entiende a la persona en términos de substancia, una subtancia completa. Y los pensadores dialógicos –a los que también se les suele dar la etiqueta de personalistas- hacen depender el carácter personal de la relación, llegando a afirmaciones insostenibles como que la persona solo existe en relación, con lo cual diluyen su consistencia ontológica.

Por estas mismas razones, y si seguimos considerando a estos autores, su filosofía tampoco puede considerarse con perspectiva personalista. «Se da una perspectiva personalista cuando la filosofía correspondiente es consciente de la radical originalidad de la persona respecto de las cosas y asume las consecuencias: la necesidad de elaborar conceptos específicos para el ser personal eliminando los problemas de “cosificación” que se originan cuando se toman conceptos pensados para las cosas y se aplican a las personas» (Burgos). Quizá por eso Burgos es claro al afirmar que el pensamiento de Maritain no es propiamente personalista, pero eso no se ha dicho del caso de Stein o de Von Hildebrand.

Igual de problemático resulta asumir la cuestión de método para englobar al personalismo. Decir que el personalismo se identifica con un método, el fenomenológico, es un claro sinsentido, sobre todo cuando después se llega a sostener que «procura evitar el trascendentalismo de una epoché reductiva y posee una mirada con intención ontológica o trans-fenomenológica (en terminología de Wojtyla)». En primer lugar hay que señalar que si bien es cierto que muchos autores del llamado personalismo, han utilizado el método fenomenológico, no es algo que pueda considerarse común a todos.

Tenemos a un Gabriel Marcel, quien se aproximaba a las cuestiones personales desde lo que el llamaba reflexión segunda; o a los filósofos del diálogo, quienes señalaron que «la fenomenología ni capta, ni puede hacerlo, el núcleo personal, porque éste no es ningún fenómeno, ninguna manifestación» (Sellés). Incluso Wojtyla, que pasa por un conocedor de la fenomenología, ha señalado que «el papel de este método es secundario y sumamente auxiliar». Siempre consideró a la fenomenología como punto de partida del estudio de la persona, pero que debía ser coronado con una investigación metafísica; es decir, con una profundización en el carácter radical del ser personal.

Estos pocos ejemplos intentan mostrar la dificultad de encontrar a un pensador personalista, tal como lo entienden los teóricos del personalismo de nuestros días. Esto lleva a otros apologistas del personalismo a hablar de personalismo perfecto e imperfecto, con lo cual corroboran que su concepto de personalismo hace agua. Y en este afán de arqueología eidética, de rescatar las ideas, estos nuevos personalistas han ido olvidando que el objetivo era la persona y no las ideas. Pareciera que un exceso de personalismo nos viene ocultando a la persona. En esta línea cobra mucho sentido la afirmación de Paul Ricouer: “Muera el personalismo, viva la persona”.

"LA IDENTIDAD DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA"


Por Javier Espinoza Escobar
Decano de la Facultad de Derecho

El término identidad hace referencia, entre otras acepciones, al conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás; dicho término nos refiere además la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás así como el hecho de ser alguien o algo el mismo que se supone o se busca [1]. Estas acepciones son claramente definidoras de lo que filosóficamente se conoce como la esencia, es decir, como aquello que hace que un ente sea lo que es y actúe según lo que es.

Las diversas acepciones del término nos permiten comprender lo que constituye la identidad propia de una Universidad Católica. Según la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, la Universidad Católica, en cuanto Universidad (Universitas magistrorum et scholarium), constituye una comunidad académica, que, de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales [2].

Sin embargo, para que la Universidad sea realmente lo que es, precisa de unos rasgos constituyentes que la caractericen frente a las demás Universidades, de allí que, en cuanto católica, la Universidad posee como características esenciales: (i) la inspiración cristiana por parte, no sólo de cada miembro, sino también de la Comunidad universitaria como tal; (ii) una reflexión continua a la luz de la fe católica, sobre el creciente tesoro del saber humano, al que trata de ofrecer una contribución con las propias investigaciones; (iii) la fidelidad al mensaje cristiano tal como es presentado por la Iglesia; (iv) el esfuerzo institucional a servicio del pueblo de Dios y de la familia humana en su itinerario hacia aquel objetivo trascendente que da sentido a la vida [3].

De lo anterior se desprende que la Universidad Católica no sólo es una comunidad académica dedicada a la docencia, a la investigación y al servicio a la sociedad sino que dicha comunidad académica como expresión de su constitutivo esencial y en su cotidiano hacer debe inspirarse y realizar sus actividades según los ideales, principios y actitudes católicos [4]. De allí que existe una intrínseca y natural relación entre lo que es la Universidad y lo que ésta debe hacer, caso contrario la Universidad Católica perdería su identidad, lo que es lo mismo, su razón de ser.

Este modo de ser y de actuar de la Universidad Católica y de los miembros que la conforman se desprende de lo que ella es en sí, de su naturaleza, razón por la cual no se trata de una opción que puede tomarse o dejarse sino que constituye una obligación esencial para quien voluntariamente decide incorporarse a aquella; más aún, la Ex Corde Ecclesiae establece la responsabilidad de la Universidad Católica y de cada uno de sus miembros por mantener y fortalecer la identidad católica de la Universidad [5]. Por eso es comprensible, que la Ex Corde Ecclesiae ponga énfasis en la importancia de la contratación del personal universitario adecuado (docentes y administrativos) que esté dispuesto y capacitado para promover tal identidad [6] ya que la identidad de la Universidad Católica va unida esencialmente a la calidad de los docentes y al respeto de la doctrina católica [7].

Finalmente, es evidente que no se podrá mantener ni fortalecer la identidad católica de la Universidad, si la propia Universidad y los que forman parte de ella (personal directivo, docentes, investigadores, personal administrativo, estudiantes y egresados), no son concientes de aquello que caracteriza esencialmente a la Universidad Católica y obran en consecuencia; sólo así podrá hacerse a sí misma y proyectarse a la sociedad sin dejar de ser lo que ella es: una institución que nacida del corazón de la iglesia [8] se consagra sin reservas a la causa de la verdad [9].


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1 Ver Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, vigésima segunda edición.
2 Ex Corde Ecclesiae, I parte, n. 12.
3 Ex Corde Ecclesiae, I parte, n. 13.
4 Ex Corde Ecclesiae, II parte, Normas generales, artículo 2, § 2.
5 Ex Corde Ecclesiae, II parte, Normas generales, artículo 4, § 1.
6 Ibidem.
7 Ibidem.
8 Ex Corde Ecclesiae, Introducción, 1.
9 Ex Corde Ecclesiae, Introducción, 4.

lunes, 8 de junio de 2009

“LA INESPERADA TRISTEZA DE NO PODER MORIR” . Parte I


Por: Víctor Palacios Cruz
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias Teológicas.

En un gran centro comercial hay cansancios que se traen y que se desea curar, pero no existe el pasado; hay prisas más importantes que las cosas que se compran, pero no existe el futuro. Las gentes trazan círculos bulliciosos en el sentido inverso de las agujas del reloj. Mientras tanto, ha desaparecido el tic tac de las máquinas: no se desea oír más el crujido de las horas. La peluquería, el gimnasio, la farmacia son las celdas donde el enjambre ciudadano liba el polen de la eternidad.

Se quiere vivir más años, pero no se quiere “vivir más”. Por el contrario, se ansía detener la vida en uno de sus pasajes, que no es la juventud sino la adolescencia. El modisto Yves Saint Laurent decía, en los cincuenta, que hasta hace un tiempo las niñas vestían como sus madres y ahora las madres quieren verse como sus hijas. La pubertad es la etapa del presente enfatizado. El niño no tiene recuerdos ni planes, vive en el puro instante del juego. No lo detiene nada posterior, sólo el cansancio. Pero es inocente. En el otro extremo, la ancianidad se retira lentamente del mundo; es la edad del balance y la memoria. El anciano ha vivido mucho y ya no llora ni ríe por cualquier motivo; cuando lo hace tiene inmensas razones para ello y, entonces, sus gestos nos conmueven. Leí en algún lado que un rostro sin arrugas es un papel en blanco en el que no se ha escrito nada todavía.

Sucede que un día el hombre descubrió que podía rebelarse contra la naturaleza: dominar el fuego le hizo prolongar el día, inventar la rueda dejar de ser perseguido y ponerse a perseguir. Milenios después, hacia el final de la Edad Media, la naturaleza volvió a tomar a la especie humana entre sus garras. Sequías y hambrunas causaron una calamidad en el siglo XIV aún menor que una epidemia veloz e invencible: la Peste Negra que, al despoblar una Europa de precaria medicina, volvió a los mortales más aterrados y deleznables que nunca.

Con esta carga de tragedias, no extraña que la Edad Moderna soñara con vencer para siempre a los elementos y volver al humano, diría Descartes, «dueño de sí y del mundo». El humanista Alberti proclamó: «el hombre, si lo quiere, lo puede todo»; Da Vinci, que disecciona cadáveres hurgando los secretos de la vida, anotó: «quiero hacer milagros»; y Francis Bacon imaginó una sociedad futura donde fuera posible resucitar a los muertos. Si una actitud de esos tiempos persiste ahora, pese a la lección de las matanzas tecnificadas del siglo XX, es sin duda el anhelo de control. Da Vinci prefiere la pintura a la música, porque en ésta lo que suena se desvanece, pero en aquélla la naturaleza permanece. La imprenta permitía poseer la sabiduría de modo que no se perdiera nunca más. Hoy, una pastilla que se pierde en los bolsillos guarda cientos de imágenes y textos. Queremos almacenar el universo en la yema de los dedos. “Eres lo que llevas”, dice la publicidad de una marca de USBs.

Químicos, dietas y cirugías combaten ya no a las fieras de los bosques, sino a un enemigo de dentro: el ritmo de nuestro cuerpo. Michael Jackson es el rostro resultante de esta ansiedad, un Frankenstein del glamour. Si hemos de morir, que al menos nuestro cadáver sea cosmético. En 1793, en los días agitados de la Revolución Francesa, el Marqués de Condorcet se cuestionaba: «Indudablemente, el hombre no llegará a ser inmortal, pero la distancia entre el momento en que comienza a vivir y la época normal en que, de un modo natural, sin enfermedad, sin accidente, experimenta la dificultad de ser, ¿no puede aumentar incesantemente?» La ilusión de una civilización avanzando hacia el progreso indefinido rodaba por Europa desde décadas atrás.

Jonathan Swift osó ir contracorriente y en su novela Los viajes de Gulliver se burló de los filósofos y científicos de entonces. En su encuentro con los habitantes inmortales entre los luggnaggianos, Gulliver es interrogado sobre qué haría si gozara también del privilegio de no morir. Contesta que invertiría esa extensión de años en hacerse sabio, atesorar riquezas, componer la historia de los pueblos y, sobre todo, tendría “el entendimiento libre y desembarazado, sin la pesadumbre y abatimiento de ánimo que causa el miedo continuo a la muerte”. Al escuchar las piadosas sonrisas de sus anfitriones, entendió su ingenuidad. Ellos no podían envidiar a los que, según decían, “normalmente se comportaban igual que los mortales hasta los treinta años, después de lo cual les entraba poco a poco una tristeza y abatimiento, que seguía aumentando hasta los ochenta. […] Cuando alcanzan los ochenta, que se considera la edad máxima de vida en este país, tienen ellos no sólo las memeces y achaques propios de otros viejos, sino también muchas más derivadas de la espantosa perspectiva de no morir jamás. No sólo son tercos, picajosos, codiciosos, hoscos, vanidosos y parlanchines, sino también nulos para la amistad y muertos para todo afecto natural”.

viernes, 5 de junio de 2009

"MÁS ALLÁ DEL PERSONALISMO"


Por: Carlos Masías Vergara
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias Teológicas

No existe nada peor para un término filosófico que ponerse de moda. Cuando se empieza a usar y abusar de él, se le vacía de sentido y puede significar tanto una cosa como su contrario. En la actualidad ocurre esto con el término personalismo. Pareciera, sobre todo para un sector de pensadores de confesión católica, que dicho término se ha convertido como en santo y seña del pensamiento confesionalmente correcto, de la doctrina aséptica de todo error modernista o relativista. Así se habla de antropología personalista, de filosofía personalista, de ética o bioética personalista, y podríamos añadir un largo etcétera, con lo que se cede a la pereza intelectual de pensar el pensamiento de otro, de no hacerlo propio, personal, íntimo por medio de la reflexión personal.

Desde un punto de vista historiográfico, el término personalismo fue usado en 1903 por Renouiver para designar a su filosofía; y no fue sino hasta 1930 –bajo el influjo de Mounier y Maritain- que adquiriría el sentido de pensamiento centrado en la persona, y dejaría de ser entendido como sinónimo de egocentrismo. En ambos autores, el término “personalismo” y más concretamente “personalismo comunitario” surgía como propuesta político-social para superar la crisis política surgida como consecuencia tanto del individualismo como del colectivismo.

Como el mismo Maritain dejara apuntado en La Persona y el Bien Común: “Para reaccionar por igual contra los errores totalitarios y contra los errores individualistas, era preciso y muy natural, oponer la noción de persona humana integrada como tal en la sociedad, tanto a la idea de Estado totalitario como a la idea de la soberanía del individuo. (…) No es que exista una doctrina personalista, sino más bien aspiraciones personalistas y como una docena de largas doctrinas personalistas que tal vez no tienen en común más que el nombre de persona, y de las que algunas tienden en mayor o menor grado hacia uno de los errores contrarios entre los cuales se colocan. Hay personalismos de carácter nietzscheano y personalismos de carácter proudhoniano, personalismos que tienden hacia la dictadura y personalismos que tienden hacia la anarquía.”

Es decir, si nos atenemos al sentido histórico de personalismo, al movimiento francés que surgió en torno a la revista Esprit, fundada por Mounier, el personalismo supone una convergencia de voluntades, no de doctrinas. Voluntades que intentaron, desde doctrinas distintas, fundamentar un nuevo humanismo sobre la base de la dignidad personal. El reconocimiento de la dignidad humana debía ser –según estos pensadores- el punto de partida de todo proyecto político y social que ayudara a superar la crisis que atravesaba la Europa de su época. Aparece así el personalismo “como movimiento más que como sistema doctrinal concreto y que, en tanto que «movimiento» se patentice más como fuente nutricia de sistemas que como sistema concreto y determinado” (Arias).

Sin embargo, para los apologistas del personalismo, son también personalistas los pensadores que surgieron dentro del movimiento fenomenológico y de mano de la filosofía de Scheler, tales como Peter Wust, Theodor Haecker, Edith Stein, Dietrich Von Hildebrand, entre otros. Estos intelectuales intentaron superar la kulturkrisis, revalorizando la noción cristiana de persona, y de allí que puedan ser considerado personalistas, aunque su reacción se dio en los años 20, es decir, mucho antes que el personalismo francés.

¿Qué tienen en común todos estos pensadores? ¿Hay alguna conexión entre el tomismo de un Maritain, el pensamiento neosocrático de Gabriel Marcel, la pneumatología de Ebner o la fenomenología de Edith Stein? Lo que hay de común es el interés de abordar las cuestiones prácticas –éticas, sociales y políticas- desde una perspectiva que considere central a la persona. Es decir, reclamaban un fondo metafísico para las cuestiones prácticas, pero a partir de esa intención, cada uno de estos pensadores emprendió su andar metafísico por su cuenta.
En este sentido, lleva mucha razón el malogrado Wojtyla cuando dice que «el personalismo no es tanto una teoría particular de la persona o una ciencia teórica sobre la persona. Posee un amplio significado práctico y ético: se trata de la persona como sujeto y objeto de la acción, como sujeto de derechos, etc.». Por eso, creo que se comete una simplificación cuando se intenta presentar al personalismo –que es más una actitud- como una filosofía nueva, que tendría sus notas distintivas. Contra esto habría que recordar aquel consejo de Haecker: «Guárdate de los que practican un modo de simplificación violento y superficial tanto en lo teórico como en lo práctico. En definitiva no hacen sino provocar la confusión más insalvable».

lunes, 1 de junio de 2009

“RECESIÓN MUNDIAL Y ECONOMÍA NACIONAL”


Por: Jesús Castillo More
Profesor Adscrito al Departamento de Ciencias Empresariales

Durante el presente año, la producción y el comercio exterior mundial caerán por primera vez en sesenta años.

Pocos países, entre ellos el nuestro, capearán esta crisis, amortiguando sus efectos sobre la producción nacional y el empleo. Mientras México espera una caída del 7% en su PBI, Perú crecerá al menos 3%, gracias a su diversificada estructura productiva, sus sólidos fundamentos macroeconómicos, sustentados en un nivel de reservas internacionales de más de 31 mil millones de dólares, bajas expectativas inflacionarias, relativa estabilidad política y un manejo satisfactorio de su política monetaria y fiscal.

Según informa el Banco Central, en su reciente Nota de Estudios Nº 23 sobre Actividad Económica, el crecimiento acumulado del PBI en el primer trimestre de este año fue de 2%; debido al crecimiento de 3.9% en el sector agropecuario, 5.1% en el sector construcción, 3.6% en el sector minería e hidrocarburos, contrarrestados por la caída en el sector manufactura y en el sector pesca, que cayó 19%.

La demanda de nuestras exportaciones ha bajado, afectando los precios, sin embargo, paralelamente los precios de las importaciones también han caído, ejerciendo un efecto compensatorio sobre la Balanza Comercial.

El mundo creció a una tasa promedio anual de 2.9% en la década del 90, ascendió a 3.8% en el quinquenio 2000-05 y alcanzó su máximo en el año 2007 con 5.2%, para situarse en 3.2% en 2008 y mostrar una perspectiva recesiva para este año, calculada en -1.2%.
El récord de crecimiento de América Latina, superó al mundial con 5.7% en el año 2007 y 4.2% en el 2008, para proyectarse hacia un -2% este año.

Si a estas tasas de crecimiento en el PBI le restamos las respectivas tasas de crecimiento poblacional, encontramos que el ingreso por persona se ha estancado o ha retrocedido a nivel mundial.

Como sabemos, la prosperidad de la última década se ha basado en las antes nunca vistas tasas de crecimiento en el ingreso por persona, que hicieron posible que un país duplique su poder adquisitivo en apenas una década en vez de cada 70 años como sucedía cuando la tasa de crecimiento era solo del 1%.

El cambio en el escenario macroeconómico mundial provocó un significativo deterioro de las expectativas y un aumento en la incertidumbre a nivel global.

Empresas y personas decidieron postergar sus decisiones de financiamiento, de gasto y de inversión, afectando los niveles de actividad económica interna y el empleo, transformando una crisis originada en el sistema financiero, en una crisis real de despidos y desempleo.

La mejora de la situación depende mucho de que los inversionistas reviertan sus expectativas desde pesimistas a optimistas. Las políticas monetarias de bajas en las tasas de interés se orientan a incentivar la inversión, pero no se gana mucho llevando el caballo al río si éste se niega a beber. Las expectativas de los empresarios son volátiles y sensibles a los acontecimientos diarios.

Las proyecciones muestran una recuperación más rápida de las economías emergentes que las del mundo desarrollado. El inmenso mercado interno de China le permitirá revertir a corto plazo su crecimiento económico. En los países cuyo PBI está supeditado al valor de sus exportaciones, tienen que superar la caída en volumen y precio, que son las que determinan este valor.

En el Perú, el costo de financiamiento externo ha disminuido y el mercado de bonos ha tenido impulso que permite al sistema financiero peruano colocar bonos a nivel internacional.