miércoles, 28 de enero de 2009

“EDUCACIÓN EN SALUD PARA UNA VIDA SALUDABLE”


Por: Eda Sánchez Oliva
Profesora Adscrita al Departamento de Ciencias de la Educación

La educación es un proceso que se desarrolla a lo largo de toda la vida, contribuye a la formación integral y pleno desarrollo de potencialidades, de las personas; a la creación de cultura y al desarrollo de la familia y de la comunidad nacional, latinoamericana y mundial.

La escuela tiene la responsabilidad no sólo de instruir, sino también de desarrollar hábitos apropiados, prácticas y actitudes que beneficien la salud del niño, del púber, del adolescente.

El docente, es el agente fundamental del proceso educativo y tiene como misión contribuir eficazmente en la formación de los estudiantes en todas las dimensiones del desarrollo humano. Una persona educada debe conocer los fundamentos básicos de Educación para la Salud para estar en condiciones de proteger su propia salud, la de sus familiares y de colaborar en el fomento de la salud de su comunidad.

Educación para la Salud es una práctica antigua, es un proceso de formación, de responsabilidad del individuo a fin de que adquiera los conocimientos, las actitudes y los hábitos básicos para la defensa de la salud individual y colectiva. Es decir, como un intento de responsabilizar al alumno y de prepararlo para que, poco a poco, adopte un estilo de vida lo más sano posible y unas conductas positivas saludables; que le permitan prevenir las enfermedades y promocionar la salud.

Salas, C y Álvarez, L (2000:31) reportan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la educación para la salud como “el conocimiento e interés de todas aquellas experiencias del individuo, del grupo o de la comunidad que influyen en las creencias, actitudes y conducta respecto a la salud, así como por los procesos y esfuerzos para producir cambios a fin de lograr un nivel óptimo de ellos”.

Serrano (1998) indica que la Educación para la salud debe impartirse desde los primeros niveles de estudios, se debe dar como eje transversal en el proceso educativo. Asimismo. Reig, A.; Cabrero, J y otros (2000) en un trabajo de investigación sobre “la calidad de vida y el estado de salud de los estudiantes universitarios de la universidad de Alicate”, identifican una serie de cuestiones relevantes que tienen que ver con la salud del estudiante universitario. Este estudio es un profundo acercamiento a mejorar la calidad de vida de los estudiantes, de los profesores, del personal administrativo y servicio y de la comunidad en general. Es decir pretender crear una universidad saludable, aplicando una metodología innovadora que prevenga y promueva la salud.

Urge trabajar los valores en los campos de educación para la salud que facilite el autoanálisis, la disposición para el cambio de estilos de vida, la interiorización de actitudes y la construcción de una autoestima positiva; elementos claves para la vida humana. De esta manera se logrará una vida saludable.

“NECESIDAD DE UN NUEVO ENFOQUE DE LA EDUCACIÓN MATEMÁTICA”


Por: Julio Rojas Chávez
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Educación

La sociedad del conocimiento coloca a la matemática en un lugar preponderante, puesto que la ciencia y su producto, la tecnología, tienen como fundamento a la matemática y sus aplicaciones. Por otro lado, la educación matemática juega un papel importante en el desarrollo de la humanidad: prepara para la vida, es de gran valor instrumental para las otras disciplinas y promueve el desarrollo del pensamiento lógico. En este marco, la educación matemática resulta especialmente importante en los primeros años de vida.

En la práctica, sin embargo, los fines señalados no se cumplen. Se perciben limitaciones en el desarrollo del pensamiento lógico matemático y en su expresión ostensible, la competencia matemática. Así lo demuestran los bajos índices de desempeño de los alumnos en la IV Evaluación Nacional del Rendimiento Estudiantil (UMC/MINEDU, 2004). Dicha evaluación concluye, además, que hay relación directa entre los aprendizajes que muestran los estudiantes y las habilidades de sus profesores. La UNESCO (2005) demanda priorizar el desarrollo de habilidades cognitivas, como el razonamiento lógico matemático, y las actitudes personales hacia la solidaridad y la convivencia, como parámetros que marcan la calidad educativa en el mundo.

Por ello, resulta pertinente reflexionar acerca de los fines de la educación matemática que demanda la sociedad actual y la formación del docente en la Especialidad de Educación Primaria, a quien corresponde asumir la educación matemática de los niños y niñas.

Es evidente la necesidad de un nuevo enfoque de la enseñanza de la matemática, el mismo que debe precisarse desde el proceso de formación del docente, incorporando las bases epistemológicas y científicas de la materia, así como las condiciones espirituales y trascendentales del futuro docente. Para esto, priorizar entre el conocimiento de la materia que se va a impartir o la teoría didáctica relacionada –disyuntiva planteada tradicionalmente- resulta reduccionista. Es necesario considerar la formación personal como una nueva variable, la más importante en el proceso educativo. El desarrollo de actitudes y valores positivos, conjuntamente con las técnicas y el conocimiento de la materia, son los tres aspectos que otorgan calidad al proceso educativo.

Para la Región Lambayeque y el Perú, es reconfortante comprobar que la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, forma docentes de Educación Primaria atendiendo las tres dimensiones descritas, pues, además de las asignaturas de especialidad, los planes de estudios comprenden las áreas de Cultura Universitaria y Dirección de Personas a fin de garantizar que sus estudiantes desarrollen una visión integral de la educación matemática.
De este modo, se forman las personas y profesionales que la sociedad necesita.

lunes, 26 de enero de 2009

“CALIDAD EDUCATIVA Y FORMACIÓN DEL PROFESORADO”


Por: Nemecio Núñez Rojas.
Director del Departamento de Ciencias de la Educación

Al referirnos a la calidad de la educación, asumimos que es un problema complejo de investigar, dado que, existen numerosas variables de estudio. Por su puesto que no solo es conocer cuál es la calidad educativa que existe en los diferentes niveles educativos, sino que, fundamentalmente se trata de realizar propuestas concretas.

Las principales variables para medir la calidad de la educación son: el currículo, los profesores, la infraestructura, la gestión, los alumnos, entre otras. Analicemos brevemente algunos datos diagnósticos de las variables: estudiantes y profesores.

En el Perú, los estudiantes de Educación Básica, tienen condiciones de aprendizaje adversas; en el último informe publicado por el Ministerio de Educación en el 2007, el 68,2% de los niños cuyas edades oscilan entre 3 a 16 años, sus madres no tienen educación básica completa y el 20% son analfabetas. Los resultados referidos al desempeño indican que sólo el 12,1% de niños de Educación Primaria comprenden textos y el 7,9% logran los niveles de exigidos en Matemática. En Educación Secundaria, en comunicación y matemática las cifras son más desalentadoras: 9,2% y 2,1% respectivamente.

Con respecto a los profesores, el mismo informe revela que, en la educación pública los profesores titulados que laboran en los niveles educativos representan los siguientes porcentajes: el 75,1% en Educación Inicial, el 85,4% en Educación Primaria y el 82,1% en Educación Secundaria. Por tanto, se puede determinar que, un alto porcentaje de profesores no son titulados, lo cual es paradójico, dado que en nuestro país existen aproximadamente 120 mil profesores titulados desocupados.

Hemos tomado como referencia algunos resultados cuantitativos y las dificultades para comprender la calidad de la educación van en aumento. La sociedad espera mejores resultados, sin embargo estos no aparecen, por lo menos en el corto plazo.

La formación inicial y continua de los profesores, es uno de los temas que se incluyen en los objetivos del Proyecto Educativo Nacional al 2021; se aspira que su preparación sea de calidad. ¿Cómo lograrlo?, ¿qué está haciendo el Ministerio de Educación y las Universidades al respecto? En la actualidad con las últimas normativas, la formación inicial ha quedado bajo la responsabilidad de las Universidades con Facultades de Educación, las mismas que dentro de poco deben estar acreditadas.

La formación de profesores en el pregrado y postgrado, requiere de instituciones acreditadas. La masificación en los últimos años no ha sido una solución al problema, tenemos profesores con baja preparación inicial y los postgrados en la mayoría de universidades no representan alta calidad.

La sociedad actual requiere de profesores con un perfil amplio, lo cual implica dominar los principales campos científicos de su profesión: la Pedagogía, la Didáctica, el currículo y su especialidad. En lo personal, el profesor debe tener una escala de valores que garantice educar con el ejemplo, pues nadie da lo que no tiene.

Nuestra universidad, dedicada a la formación de profesores a través de la Escuela de Educación, tiene como misión formar personas con altura científica para aportar a la solución de los problemas del país a través de la formación. Aspiramos la acreditación nacional e internacional, para lo cual estamos dando pasos importantes a través de pasantías y estancias de investigación en universidades europeas y norteamericanas.

El tema de la calidad de la educación, implica compromiso, actitud para contribuir a mejorarla, se trata de sumar con nuestros aportes, pero que éstos estén fundados en procesos de investigación. Los problemas educativos requieren de investigaciones pedagógicas realizadas por los mismos protagonistas, los profesores somos los principales convocados a resolverlos, por lo menos desde la perspectiva académico – formativa. La superación de las cifras desalentadoras citadas líneas arriba de este breve estudio, depende en gran parte de la actitud, voluntad y compromiso de los profesores.

“LA CALIDAD EN LAS UNIVERSIDADES”


Por: Juan Manuel Raunelli Sander
Dirección de Planificación y Desarrollo.


La calidad es un concepto que todos sabemos que es, pero siendo muy complejo tiene muchas formas de expresarse. En nuestro marco legal vigente (Reglamento de la Ley Nº 28740 CINEASE), se define como “el conjunto de características inherentes a un producto o servicio que cumple los requisitos para satisfacer las necesidades preestablecidas”, lo que conlleva a que las escuelas profesionales definan su misión en función de los grupos de interés, teniendo en cuenta las actividades confiadas por la sociedad.

En la Declaración Mundial sobre Educación Superior en el siglo XXI ( UNESCO, 1998), especifica que la enseñanza superior debe comprender el conjunto de actividades, funciones, contenidos, programas académicos, investigación, proyección social, bienestar del personal, administrativos, estudiantes, profesores, infraestructura tecnología, proyección social, gestión, sistematizados de tal forma que permita la auto evaluación que retroalimente y permita el mejoramiento continuo, y este pueda ser verificado y ratificado por organismos externos que acrediten los esfuerzos para dar un servicio que satisface con creces las expectativas de nuestros usuarios y los grupos de interés, teniendo en cuenta la particularidad institucional, diferenciándose, evitando la uniformidad.

También tenemos que tener en cuenta la dimensión internacional para que los usuarios puedan tener libertad de intercambiar conocimientos a través de sistemas interactivos y la movilidad tanto de profesores como de estudiantes para desarrollar proyectos interinstitucionales.

Dentro de este contexto, se han fundado instituciones especializadas en acreditar la Calidad Universitaria, diseñando modelos o estándares validados por los resultados obtenidos en diferentes realidades, refiriéndonos a la comparación realizada entre lo previamente establecido, con los logros obtenidos en la formación de las personas, y la capacidad institucional para planificar y producir los cambios necesarios para mejorar esta formación y la operativización de las estrategias para lograr el mejoramiento continuo

En el Perú a mediados de la década de los 90 se empieza a trabajar la calidad en la Universidades, logrando en el 2006 la primera acreditación de una carrera universitaria (Estomatología de la Universidad Cayetano Heredia), y se norma con la Ley N° 28740 (ley de SINEACE creándose el Consejo Nacional de Evaluación, Acreditación, Certificación de la Calidad de la Educación Universitaria – CONEAU.

En nuestra Universidad se empezó a trabajar la implementación de sistemas de calidad en el año 2005 con la capacitación de un grupo de profesores y autoridades, taller realizado por el Profesor Muzio Gola, explicando el modelo diseñado en el marco del convenio de Bologna; así mismo las escuela de Ciencias de la salud empezaron el proceso de auto evaluación para poder tener la acreditación respectiva con el modelo del CADNE para la escuela de Medicina y el ASPAFEN para la escuela de Enfermería.

Actualmente con la finalidad de consolidarnos y adaptarnos a los estándares Internacionales, nuestras autoridades han tomado la decisión de lograr la acreditación de todas nuestras escuelas profesionales para lo cual la comunidad universitaria esta invitada a involucrarse en esta importante tarea, ya que de otra forma no se puede hablar de auto evaluación y por ende de acreditación.

Tenemos la convicción de que todos nosotros miembros de nuestra querida Universidad vamos a tomar el reto para desarrollar nuestras virtudes que se van a manifestar en la acreditación institucional.

“GESTIÓN DEL RUMOR”


Por: Milton Calopiña Ávalo
Profesor adscrito al Departamento de Humanidades.


El rumor es definido por el Diccionario Merriam-Webster de la Lengua Inglesa como “voz u opinión ampliamente diseminada, desde una fuente no discernible”; no obstante, interesa más aquí la definición planteada por Del Pozo Lite: el rumor concebido como “la transformación de información por ‘canales no oficiales’ de la empresa”.

Hasta hace unos años, el rumor era un tema que no despertaba mayor interés e incluso algunos autores recomendaban no perder mayor tiempo en él. Pero desde hace poco más de una década, con la llegada de Internet, esa posición ha quedado sin efecto, pues el rumor ha adquirido ahora una nueva fuerza ya que cuenta con formas mucho más efectivas para transmitirse sin dejar de ser anónimo.

El rumor forma parte de lo que se llama el sistema de comunicación informal, y a pesar de que muchos directivos sueñan con su desaparición, es imposible que deje de existir, porque para ello las organizaciones tendrían que contratar autómatas, en lugar de personas.

A pesar de que transmite información sin confirmar, generalmente cuenta con una base real, lo cual hace que cuente con un nivel de credibilidad considerable (hay un estudio en el Instituto Max Planck de Biología Evolutiva, en Alemania que dice que el rumor tiene la capacidad de aumentar o disminuir en un 20% el rendimiento de un grupo humano), y de allí su potencial negativo.

Mientras el rumor no rebase los cauces normales, es decir mientras se mantenga dentro del área de la comunicación informal (conversaciones en reuniones, e-mails personales,) no hay motivos para preocuparse, incluso algunos directivos se valen de este sistema y hacen circular rumores a propósito para obtener por ejemplo un ambiente favorable a nuevas medidas a implementar.

El problema, radica sin embargo cuando el rumor -en especial los rumores negativos- empiezan a invadir los canales de los sistemas formales, haciendo perder tiempo a los trabajadores, quienes empiezan a dedicarle cada vez más horas de su tiempo incluso laboral a escuchar y difundir estos rumores, interfiriendo con ello en el curso normal de la empresa.

Estos rumores son creados a partir de la incertidumbre por la falta de noticias e información por parte de los canales oficiales. Según el psicólogo norteamericano Gordon Allport, uno de los que más ha investigado sobre este tema sostiene al respecto que los rumores “son la falta de noticias y la ansiedad y el miedo de las personas por el futuro”. Además, señala que los rumores llegan a un punto crítico “cuando la población que los ha generado, espera su realización”.

Normalmente un directivo no debería dejar que los rumores lleguen hasta ese punto crítico, pero ¿qué hacer si nos encontramos con una situación como la descrita en estos casos? Pues lo que queda es brindar el único antídoto: la información oficial. Jesús García, reconocido investigador en comunicación organizacional, dice en su libro “La Comunicación Interna”: “un rumor se combate con hechos que lo desmientan”.

Y más claramente Nick Howard en su artículo “How to comunicate throug a Crisis”: “aunque la sabiduría convencional recomienda no decir nada cuando no se tiene nada que decir, en este nuevo mundo de incertidumbres, lo opuesto es lo correcto: siga hablándole a sus empleados y llene todos los espacios vacíos con información oficial, antes que permitir que los rumores se apoderen de ellos”.

Finalmente, unos consejos tomados del artículo “Las 8 y media leyes de la expansión de los rumores” de Taylor Clarke pueden ser muy útiles:

1. No mentir, si el rumor no es falso, no se puede negarlo, la gente se enterará de todos modos.
2. Negar el rumor, si éste es totalmente falso.
3. Emplee una refutación punto por punto, mientras más concreto sea en refutar más creíble parecerá.
4. Brindar explicaciones o detalles contextualizados, en la mayoría de veces mucho más útil que la simple negación. 5. Usar una fuente neutral o un tercero, puede ser en ocasiones muy útil para eliminar la credibilidad de un rumor.

jueves, 22 de enero de 2009

“ACREDITACIÓN EN INGENIERÍA”


Por: Karla Reyes Burgos
Profesora adscrita a la Facultad de Ingeniería


En estos tiempos de globalización, somos participes de las ventajas y los adelantos que la sociedad actual a alcanzado; esto implica que las adversidades que le perturben también nos alcanzan, como la actual crisis económica cuyos efectos, según los analistas económicos, recién empezaremos a percibir en los siguientes meses.

Ante esto, uno de los objetivos fundamentales de la mayor parte de los países desarrollados, es garantizar el mantenimiento y el mejoramiento en la calidad de la educación superior, percibido a través de la incorporación de sistemas de acreditación a nivel institucional; iniciando este impulso en las Universidades por ser depositarias de la responsabilidad de rendir cuentas a la sociedad como las instituciones que permiten asegurar el desarrollo social.

En el caso de la ingeniería esta es una profesión internacional que hace cada vez más frecuente que el ingeniero se movilice alrededor del mundo para ejercer su profesión, siempre y cuando los estudios que haya desarrollado cuenten con un buen nivel de calidad; por lo mismo contar con una acreditación es sumamente importante; es este sentido las escuelas profesionales de casi todo el mundo están sujetas a la acreditación del Ministerio de Educación del país al que pertenecen, quienes establecen los requisitos que tiene que cumplir la escuela antes de que se le otorgue la condición de "institución acreditada".

En Estados Unidos, es el Departamento de Educación el que encarga a la Secretaría de este departamento que haga pública la lista de agencias de acreditación reconocidas a nivel nacional, pero además hay varias agencias privadas, no lucrativas, que han asumido el compromiso de ser ellas las que aseguren la calidad de la educación superior del país.

Tal es el caso de ABET (Accreditation Board for Engineering and Technology, Inc.), la acreditadora mejor considerada en Estados Unidos, para el caso de los programas de estudio de universidades y colleges en ciencia aplicada, computación, ingeniería y tecnología. Esta acreditadora es reconocida a nivel mundial [1]; en nuestra región la Pontificia Universidad Católica de Chile ha logrado la acreditación ABET para cinco Programas de Ingeniería [2]; en México ha acreditado al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y la Universidad Autónoma de Nuevo León, actualmente en Ecuador la ESPOL ha dado inicio a su proyecto de acreditación [3] y en Perú acreditó en el 2006 a TECSUP.

A nivel de Europa es el proyecto EUR-ACE(European System for Accreditation of Engineering Education) [4], creado en el marco de la Comisión Europea, el encargado de la acreditación de carreras de Ingeniería.

Todas estas instituciones, sean gubernamentales o civiles, han alcanzado sus niveles de solicitud más altos en los últimos tiempos debido que se ha llegado a tomar conciencia de que la acreditación es la herramienta de evaluación que se utiliza para asegurar un nivel de calidad alto de la enseñanza superior, significando además, un reconocimiento público a aquellas instituciones que reúnen unos determinados estándares de calidad.

En el caso de la USAT, si apostamos por obtener una acreditación, esto significará atravesar por un proceso que implique tal vez un trabajo más esforzado, pero que rendirá sus frutos al demostrar que la calidad educativa que se ofrece es satisfactoria para la formación integral de los futuros ingenieros, ofreciéndoles muchas más oportunidades en el mundo cambiante en el que ejercerán su profesión.

[1]
ABET. SUBSTANTIALLY EQUIVALENT PROGRAMS. http://www.abet.org/Linked%20Documents-UPDATE/International/06%20Substantially%20Equivalent.pdf
[2] Pontificia Universidad Católica de Chile. Evaluación ABET de cinco Programas de Ingeniería ofrecidos por la Pontificia Universidad Católica de Chile http://noticias.ingenieriauc.cl/temas/detalle.html?idpage=275
[3] Proyecto de Acreditación Internacional de Carreras de Ingeniería ABET – ESPOL. http://www.abet.espol.edu.ec/
[4] EUR-ACE. Implementation of a European System for Accreditation of Engineering Education. http://www.feani.org/EUR_ACE/EUR-ACE%202/EUR_ACE2_Main_Page.htm

miércoles, 21 de enero de 2009

“LOS FANTASMAS DE LA EVALUACIÓN”


Por: Juan Pablo Moreno Muro
Profesor adscrito al Departamento de Ciencias de la Educación

En estos tiempos, quizás parezca ingenuo pensar en “fantasmas” de la evaluación, pero en la vida diaria, una simple insinuación de examinar los resultados de nuestras acciones con frecuencia tiende a ser rechazada por temor, o por ignorancia, aunque ésta, por lo general, es la base de todos los temores. En efecto, el término “examen” produce reacciones de rechazo.

Cuando se plantea la necesidad de examinar nuestro proceso de desarrollo personal, el tipo de vida que llevamos, nuestra actitud frente al comportamiento de los demás, el cumplimiento de nuestras responsabilidades, nuestros criterios morales, etc., tendemos a evadir la posibilidad de hacerlo. Parecemos estar rodeados de “fantasmas” que bloquean nuestros pensamientos y acciones.

Lo mismo sucede en nuestro trabajo. Aunque pregonamos nuestra opinión favorable respecto a la necesidad de la evaluación, casi siempre suponemos –y así lo asumimos- que hacemos las cosas según lo planeado, que nuestras calificaciones y capacidades aseguran que estamos bien o, en el mejor de los casos, no deseamos que se develen nuestros errores. En la práctica, no nos gusta la evaluación.

¿Sucede lo mismo en las universidades peruanas? En la mayoría, sí. Debe subrayarse en la mayoría, porque sí hay universidades que han creado -y aplican- sistemas de evaluación muy interesantes. No obstante, son las universidades las instituciones obligadas a hacerlo, simplemente porque, por su naturaleza, son los centros de investigación por excelencia y, por tanto, generadores de todo tipo de propuestas, incluidas las metodológicas, para hacer las cosas bien, para dar sentido a nuestras acciones, para garantizar la concreción de metas y objetivos, para promover y lograr el desarrollo de las instituciones y, por, ende, de la sociedad en general.

Para mayor convencimiento, observemos las organizaciones de éxito: son las que han logrado mejores sistemas de “control de calidad”; es decir, de evaluación de sus procesos para garantizar la calidad de los productos. En el otro extremo, las organizaciones que fracasan no cuentan con sistemas de evaluación, son reactivas a las circunstancias, no tienen adecuados planes de desarrollo; en fin, van a la deriva.

En las universidades, los principales procesos, que muchas veces se realizan de manera desarticulada, son: formación profesional, investigación, proyección social y gestión. Por supuesto, hay que incluir, subrayado, la evaluación. Para ser pertinentes, se requiere, primero, un modelo de universidad que garantice la integración de todos los procesos orientados al logro de su finalidad. El sistema de evaluación ha de ser uno de sus pilares fundamentales.

Por ello se ha reconocido la necesidad de la acreditación universitaria, para garantizar, vía la evaluación, que efectivamente las metas y objetivos logrados expresan la concreción de la misión de la universidad. De ahí esta reflexión que pretende ser una invitación a pensar con seriedad la importancia de la evaluación de todas nuestras acciones: personales, laborales, sociales. Y en el caso de nuestro rol en la Universidad a asumir la decisión de contribuir a la promoción de la vivencia de la evaluación como instrumento básico de desarrollo.

jueves, 8 de enero de 2009

“LA ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN HOTELERA Y DE SERVICIOS EN LA USAT”


Por: Mauricio Serrudo Arze
Director de la Escuela de Administración Hotelera y de Servicios


La hotelería y el turismo son actividades que en nuestro país y a nivel mundial están experimentando un crecimiento y evolución sumamente interesantes, generan muchos y muy diversos puestos de trabajo y ofrecen al estudiante enormes posibilidades para desarrollarse exitosamente no sólo a nivel profesional sino como ser humano.

A nivel internacional la especialidad que estamos ofreciendo se conoce en inglés como “Hospitality Management” que sería en castellano “Gerencia de la Hospitalidad”. Esta palabra (hospitalidad) es la esencia de esta carrera y dicho de manera simple vendría a ser la especial relación que nace en los procesos en los que interactúan un huésped y su anfitrión y que no solamente cumple con sus expectativas sino que las supera.

Otro elemento importantísimo en esta carrera es el relacionado a la “intangibilidad” de los servicios, que a diferencia de un producto presentan elementos como: la atención del personal, la atmósfera creada en un restaurante, el paisaje precioso visto desde el balcón de una habitación de hotel y muchos otros más que permiten crear una experiencia mágica e inolvidable, una experiencia que puede ser además sumamente lucrativa y rentable en relación a la inversión que requirió. Esta carrera te prepara para comprender realmente qué significa esta “experiencia inolvidable”, cómo crearla, cómo identificar oportunidades creativamente y cómo plasmar tus ideas en la realidad a través de un proyecto de inversión.

Si te apasiona el pensar que puedes superar las expectativas de tus futuros huéspedes y/o clientes en los servicios que ofrezcas, si buscas una formación sólida que te de la posibilidad de crear y dirigir tu propia empresa de servicios, si te atrae la posibilidad de una carrera que no tiene fronteras y que podrás ejercer en cualquier lugar del mundo, si te gustan los idiomas e interactuar con gente de muy diversas procedencias, entonces, esta escuela ha sido pensada para ti.

martes, 6 de enero de 2009

"EL PROFESOR UNIVERSITARIO"


Por: Hugo Calienes Bedoya
Decano de la Facultad de Medicina

A pesar de las constantes crisis que ha sufrido la Universidad –como institución- a través de los siglos, ser profesor universitario –catedrático- es una de las profesiones más prestigiadas en el mundo entero. El razonamiento seguido por las personas, ajenas al mundo universitario, para tener tan en alto a estos profesionales, es muy lógico: si pueden convertir a un regular estudiante, que acaba de terminar la secundaria, en un maduro profesional, es sin duda porque poseen todas las competencias para lograrlo y, sin ser ofensivo para nadie, se supone que intelectualmente están por encima de la media de los demás profesionales.

Leonardo Polo[1] explica que el quehacer fundamental del profesor universitario es ofrecer a la sociedad, como producto, “el saber superior”. “El saber superior no es simplemente cuestión de enseñanza. El saber superior se caracteriza porque por una parte es aquello a lo que se ha llegado en la larga y fecunda acumulación del saber logrado a lo largo de la historia” y, por eso mismo, no es algo estático, fijo, sino que está “inexorablemente abierto al futuro, es decir, tiene que ser incrementado... Por lo tanto, el profesor universitario no funciona sólo con un saber adquirido, no se limita a administrar el saber, a impartirlo, no es el tercer nivel de enseñanza, eso no es verdad. Si la universidad aceptara ser eso se desmoronaría, dejaría de ser universidad y los profesores dejarían de ser universitarios, serían simplemente buenos profesores en el sentido de estar relacionados con los alumnos”.

Efectivamente, ser profesor es el reto más importante que puede plantearse un profesional. Responde a una clara vocación de servicio, vocación que no es reductiva al hecho de impartir unos conocimientos o impulsar a realizar determinados trabajos de investigación sino que, por ser holística, tiene que abarcar la totalidad de las dimensiones del universitario. Aquí radica la fundamental distinción entre el trabajo de una Universidad y el de una “fabrica” de títulos.

“Los años de actividad intelectual y de convivencia humana transcurridos durante los estudios de una carrera, el modo de ser del ambiente y de la vida entera de una Universidad, dejan un poso que se manifiesta en rasgos difíciles de describir, que configuran en conjunto lo que se ha dado en llamar estilo, talante o espíritu universitario, algo no bien definible, pero fácilmente apreciable, que permite descubrir a quien ha cursado estudios superiores. Son rasgos de carácter intelectual y cultural en amplio sentido, que contribuyen a configurar la propia personalidad y que deben reflejarse en la conducta, poseen trascendencia ética”.[2]

El “talante universitario”, constitutivo del “alma Mater”, no se adquiere simplemente con pisar físicamente la universidad, requiere de expertos maestros que, vocacionalmente, estén dispuestos a darse íntegros en esta tarea formativa. No puede dejar de considerarse que el “alma Mater” que imprime la universidad, en el espíritu del universitario, no es un “algo etéreo”, es la axiología de la propia universidad (en esta caso, la de la USAT) y que precisa del concurso activo del profesor universitario (su ejemplo y su palabra) para transmitirla, transversalmente, durante los años que dura la etapa universitaria. Esta axiología conformará la personalidad del futuro profesional, le dejará una impronta y una peculiar manera de desenvolverse en la vida: la Universidad habrá cumplido así su misión.

Un profesor universitario sabe que “las profesiones –y en especial, la suya- surgen y se perfeccionan al servicio de los grupos humanos en los que aparecen. No son, pues, solo ni principalmente la voluntad particular y el interés egoísta los agentes que plasman su función”.[3]

“Por eso no es profesor universitario el advenedizo, el que aparece de vez en cuando, cuyo centro de interés se encuentra en otro tipo de actividad. En ciertas coyunturas hay que acudir a este tipo de personas, pero el universitario a ratos, no es un universitario.

La profesión del profesor universitario es incompatible con el carácter eventual, o secundario, justamente por la importancia radical del profesorado. Ser profesor universitario es un modo de ser, y crea carácter. Si se desdibuja ese carácter, si no se desarrollan las virtualidades que se desprenden de él, entonces la Universidad languidece, su existencia es puramente nominal”.[4]

¿Hay lugar para considerar la carrera universitaria como el “plus” económico que ayuda a completar la canasta familiar?, o, ¿cómo el sitio donde, hoy por hoy, se brinda más oportunidades de trabajo que la empresa pública o privada? Sencillamente, no. Las personas que enfoquen su futuro profesional de esta manera no tienen espacio en la Universidad y será ella misma, su dinámica, quien los “expulsará” como lo hace el organismo sano ante la presencia del cuerpo extraño.


[1] L. Polo, “El Profesor Universitario” colección “algarrobo” Nº 42, UDEP, Piura 1996
[2] F.Ponz , “Aspectos Deontológicos del Universitario”, Universidad de Navarra, España
[3] H. Delgado, “Enjuiciamiento de la Medicina Psicosomática”, UPCH, Centro Editorial, 2da Edición, marzo, Lima 2004
[4] L. Polo, “El Profesor Universitario” colección “algarrobo” Nº 42, UDEP, Piura 1996